¿Pueden los Thunder ganar el anillo?

“Es fácil soñar un sueño. Lo difícil es vivirlo”. – Wale, “Ambition”, 2011.

No están preparados pero, ¿cuándo se prepara la grandeza? No son perfectos pero, ¿no somos así todos los que andamos por este mundo? ¿Pueden, entonces, los Oklahoma City Thunder llevarse uno de los trofeos más difíciles de conseguir en el mundo del deporte? ¿Puede un equipo recientemente en medio de la más absoluta nada alzarse con una corona hasta ahora reservada para tan solo los mejores?

Puede que quizá sea todavía demasiado pronto para que este grupo de talentosos jóvenes realmente entiendan qué es lo que están persiguiendo. Pero la arrogancia de su juego no puede ser ignorada. Una cosa es anhelar la grandeza, otra cosa es preverla.

Antes de la temporada 2010-11, muchos pensaban que los Thunder podían llegar a ser un buen equipo que causara confusión en los Playoffs. Pocos, sin embargo, creyeron que podían llegar tan lejos en la post-temporada, tan pronto. El destino (llamémosle, Memphis Grizzlies y su sorprendente victoria ante San Antonio Spurs en primera ronda) puso ante OKC una oportunidad para la que ni ellos mismos estaban todavía preparados.

Perder ante los después campeones Mavs en las Finales de la Conferencia Oeste puso de moda sugerir que los Thunder ya estaban preparados para el asalto al anillo. Al tiempo que, lógicamente, llenó de presión un vestuario tan bueno como inexperimentado. ¿Pudo entonces alguien imaginar que esta temporada el equipo seguiría jugando con todavía más alegría y libertad? Quien diga que sí, miente.

Armados con no tan solo el mejor balance de victorias/derrotas de su conferencia, sino de toda la competición, todavía cuesta comprender cuánto de peligrosa puede ser esta franquicia. Pasada ya la mitad de la actual regular season, nadie osa anteponer otro equipo que no sean los Thunder como representantes del Western en las próximas Finales.

Así como nadie osó imaginar un Oeste con un equipo tan distanciado en cabeza, tan pronto. Pero es que pocos equipos juegan con la fluidez en ataque con la que juega Oklahoma City, y solo los Heat pueden ser capaces de batirles en este sentido. Aunque sea de otra forma. Los Thunder “vuelan” en los dos lados de la pista, poniendo en cuestión aquello de que “ningún jugador puede moverse más rápido que el balón”.

Pero es la confianza que tienen en ellos mismos Kevin Durant y su tropa lo que les aleja de los demás perseguidores, y les convence de que pueden ganar el anillo esta misma temporada.

En conjunto, y a pesar de tratarse de un grupo de mucha longitud, muy activo y que lidera la competición en tapones, la defensa de los Thunder no destaca sobremanera (20º en puntos permitidos y 14º en eficiencia defensiva). No nos equivoquemos, es el ataque lo que les permite crear tanta superioridad. De hecho, actualmente, Oklahoma City es el tercer mejor equipo de la Liga en anotación y segundo en el ratio de eficiencia ofensiva. Solo hace falta ver sus partidos para darse cuenta que los Thunder tiran siempre los primeros y los últimos y, mientras tanto, sus rivales tratan de aguantar su frenético ritmo. Su posición en la tabla clasificatoria demuestra que, hasta ahora, nadie lo ha conseguido.

Es como si cada jugador de su roster hubiera aprendido a prosperar justo donde un compañero se muestra débil. Casi como un continuo ying para su correspondiente yang. Durant anota con pasmosa facilidad pero es sospechoso de no saber facilitar juego y en su defensa. Ahí está Russell Westbrook para ambas funciones. Kendrick Perkins es duro y fuerte pero muy lento en sus movimientos defensivos. Ahí están las ayudas de Serge Ibaka y su tremenda habilidad para taponar tiros. Y así.

El ascenso a los más elevados altares de Oklahoma City Thunder esta temporada es un acto de justicia poética para aquellos que creyeron este pasado verano en las proclamas del Comisionado Stern sobre la inferioridad de los mercados potenciales pequeños. Los Thunder han demostrado que propietarios con los brazos cortos pero con los bolsillos llenos no solo pueden competir, sino también ganar la NBA.

¿Pueden, entonces, los Thunder levantar el Larry O’Brien Trophy en el mes de junio? ¿Sabrá Durant involucrar a sus compañeros cuando ello sea imprescindible o seguirá teniendo un acumulado de pérdidas mayor que el de asistencias? ¿Y Westbrook?, ¿sabrá poner su calidad al servicio de las pretensiones de su equipo o seguirá, como suele, pareciendo un jugador demasiado egoísta?

La respuesta a estas y otras preguntas la tendremos cuando lleguen los Playoffs. Lo que ya nadie duda es que estamos ante una franquicia grande. Esta temporada confirma que este ya no es más un equipo capacitado tan solo para ganar muchos partidos. Esta es ahora una franquicia preparada para ganar el anillo. Este año o en alguno de los que vengan después.

Con el devenir de la actual campaña no podemos hacer otra cosa que respetar a los Thunder por su ambición de llegar a ser campeones y por haber sabido convertir su sueño en esperanza. En el deporte, muchos buscan la grandeza, aunque muy pocos esperan conseguirla. El talento de OKC no tiene límite y su sueño es ahora un objetivo.

¿Pueden los Thunder ganar el anillo? Claro que sí.


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