Coincidiendo con el rumor que pretende situar a Josh Smith fuera de los Pistons, el partido de ayer que terminó con derrota ante los Clippers por 91-113 nos deja ciertos datos reveladores acerca de uno de los motivos, con nombre y apellido, que puede alejar a Smith de las barrios de Detroit. Andre Drummond.
Al término del encuentro las estadísticas del jugador nacido en Mount Vernon reflejaban 18 puntos y 13 rebotes. Según los datos, con el de anoche ya son 81 partidos con dobles dígitos en rebotes los que acumula el joven Drummond desde que diera comienzo la temporada pasada.
Actualmente ocupa el primer lugar en rebotes ofensivos con un total de 112 y el segundo en capturas totales —solo detrás de DeAndre Jordan— con 297. Sin embargo, sigue lejos de sus guarismos del año pasado: 13,2 rebotes de media por los 11,9 que ostenta ahora.
En línea ascendente
Después de un verano en el que se colgara la medalla de oro con los Estados Unidos fruto de una presencia testimonial de 3 minutos por partido, se esperaba un paso adelante en su franquicia que no hiciera sino confirmar las buenas sensaciones de la temporada anterior. Sin embargo, en los dos meses que llevamos de competición sus actuaciones han distado de ser las anheladas. Situación pareja y en consonancia al evolucionar de su equipo con un balance de 5-20.
No obstante, se atisba un punto de inflexión. Si en las primeras semanas su calificación era de un «necesita mejorar», en los últimos partidos está más cercana del «progresa adecuadamente». Aunque sus promedios en anotación siguen sin ser todo lo que debieran (12,1 puntos) están in crescendo. En los cinco últimos partidos ha promediado 15,8 puntos, y si contrastamos solo los últimos tres el salto es todavía mayor, llegando a los 17,7 puntos.
Cuestión de pizarra y circulación
Contrariamente a lo que dice el dicho, donde caben 2 no siempre caben 3, y es ese overbooking el que tienen que solucionar en los Pistons. Josh Smith y su eterna disyuntiva en la frontera del ‘3’ o el ‘4’, no ha traído más que complicaciones a un conjunto que sigue sin encontrar su juego. Un juego al cual el fichaje estrella de este verano no ha conseguido darle la vuelta. No viste de corto sino de traje y corbata, pero las buenas referencias de Stan Van Gundy de momento se quedan solo en eso, referencias.
No hay que olvidar que la etiqueta que distinguía a este entrenador era la de haber desarrollado Dwight Howard en Orlando y conducir a un equipo sin nada especialmente destacable a unas Finales de la NBA.
Ahora tiene nuevamente a su disposición a un jugador de perfil y potencial similar al que ahora milita en los Rockets, entorno al cual debiera diseñar un equipo que explotara sus habilidades. De momento, lo llevado a cabo dista de ser ideal.
La participación de Drummond en el juego es más que pobre. Según datos de NBA Stats, el pívot de 21 años maneja un índice de 33,2 toques (o posesiones) de balón por partido, cifra inferior a la de J.J. Hickson, Khris Middleton o Anderson Varejao, todos los cuales juegan menos minutos que él por partido.
Este dato, ligado a su 27º posición en el ratio de asistencias por partido que reflejan, desemboca en convertirlos en el tercer equipo que menos anota de la liga. De todo ello se deriva una precaria circulación de balón —tener a Brandon Jennings, otro de los señalados, puede que tenga algo que ver—, la cual tienen que encontrar la manera de solventar.
La mejor noticia es que, a pesar de no sacarle ni la mitad del jugo que guarda, el rendimiento de Drummond en términos globales no ha hecho sino mejorar desde que se encasquetara la gorra azul y roja la noche del draft. Así lo refleja una tabla facilitada por el Washington Post.
El equipo se hunde en las profundidades de la Conferencia Este, y Van Gundy sabe que tiene que hallar el modo de involucrar a Drummond si quiere llegar a la superficie y coger algo de aire.