Carta de Dorell Wright: «Consejos NBA a un hermano pequeño»

No es la primera vez que un hermano sigue los pasos de otro en la NBA. El gen baloncestístico se queda menudo en familia. Actualmente tenemos varios ejemplos en activo: Marc y Pau Gasol, Brook y Robín Lopez, incluso ahora Seth Curry parece que encuentra estabilidad en los Kings emulando los pasos de su hermano mayor, y súperestrella, Stephen Curry.

En este último draft le llegó el turno de engrosar la lista a Delon Wright, quien ha sido seleccionado en el puesto 20 por los Toronto Raptors, y además es hermano de Dorell Wright, jugador que, a punto de cumplir los 30 años y tras 10 años jugando en la NBA, pone rumbo, como tantos otros, a la liga china.

Tantos años viviendo a un ritmo único, incomparable (no entramos en si mejor o peor, pero indudablemente diferente) al del resto de los mortales, le han hecho interiorizar una serie de lecciones. Como aprender a moverse y a sobrevivir en esta jungla sin parangón que es el deporte de alto nivel en los Estados Unidos de América.

Y en un acto fraternal genial, Dorell ha decidido regalar por escrito una serie de pautas, consejos y directrices a su hermano menor. Una joya en papel de valor incalculable para el joven Delon, y una delicia sin precio para los aficionados que nos permite, gracias a Star Tribune que ha hecho pública la carta, conocer los entresijos más cotidianos y menos glamourosos de este amasijo de dinero, deporte y fama. La carta es de tal calado informativo y «educativo» que merece la pena transcribirla casi en su totalidad.

Querido Delon,

Empecemos con un poco de información práctica -cosas que quizás no te hayan mencionado en el ‘simposio de rookies’.

Primero de todo, huye de los juegos de carta en los viajes de equipo. No juegues. No te sientes a la mesa. Y si juegas, ponte un límite en tus apuestas. Elige una cifra, y si pierdes, levántate. Los chicos te provocarán y tratarán de que te quedes.

-Vamos tío! Ya está?

Tú loco di, «sí», levántate y vuelve a tu asiento.

Segundo, estate preparado para oír un montón de insultos de los fans. Algunos sitios son peores que otros. En Golden State te van a meter caña porque son los defensores del título. Amo jugar allí. Luego, el Madison Square Garden es un lugar loco. Y en Philly, hay un tío detrás del banquillo de los Sixers que apunta todas tus estadísticas en una pizarra cuando estás jugando mal. Él es hilarante así que no te lo tomes como algo personal. Cuando fui enviado a los Sixers fue la primera persona por la que pregunté. Quería saber si aún seguía manteniendo su abono.

Y, tío! El año pasado, cuando no estaba jugando mucho en Portland, el cogió mis estadísticas, en plan ‘2,3 puntos, 1,3 rebotes en 10 minutos’. Me reí con ganas. Lágrimas, colega. Tienes que reírte de estas cosas.

Cambiando a temas más serios, sé que mi esposa, Mía, te ha hablado sobre las mujeres que vas a conocer, y lo más importante, las que van a tratar de conocerte.

Ella sabe de lo que habla. Ella está en la habitación de los familiares en los pabellones. Ha visto a mujeres diferentes ir y venir. Distintos equipos, distintas novias, mujeres y prometidas. Sabe más de este aspecto de lo que yo sabré jamás. Por eso, cualquier cosa que te diga, hazlo. Estarás más feliz y más centrado y te evitarás problemas.

Y luego está el dinero. Todos sabemos que cuando entras ahí y empiezas a ganarlo, es muy fácil salir ahí fuera y gastar, gastar y gastar. Todo atleta llega un momento en el que sobrepasa el presupuesto (y sí, deberías marcarte un presupuesto).

Lo que no te dicen no es sólo la cantidad de dinero que tendrás y las tentaciones que aparecerán. Sino el tiempo. Tienes todo ese tiempo libre para comprar, comprar y comprar. Realmente, la raíz del problema es toda esa cantidad de tiempo libre del que dispones como profesional. Cuando yo estaba en el instituto, antes de dar el salto a la NBA, tenía un horario estricto. Estar en el colegio a las 7:30. Desayunar. Reunirse. Clase todo el día. Luego baloncesto. Y después de todo eso tenías que estudiar, y quizás tiempo para ir al gimnasio. La mayor parte de tus días en la Universidad han estado planeados igual. 

En la NBA, los días que no hay partido vas a entrenar a las 8:00 am con tu equipo, y eso suele llevarte unas cuatro horas como máximo. A partir de ahí tienes el resto del día para tí sólo. Tendrás que aprender a distribuirte tu tiempo.

Durante mi año rookie, me acostumbré a, incluso, ir a un gimnasio 24 horas para seguir entrenando. Solía quedarme en casa o iba a ver una peli, dar una vuelta…y conseguí todo eso….en Miami.

Recuerdo cuando te explicaba porqué no jugaba cuando era el número 11 o 12 en la rotación. Sentías mi sufrimiento. La realidad era que no estaba preparado. Los chicos que estaban por delante de mi eran mejores que yo. Al mes de que yo fuera drafteado por Miami se hicieron con Shaq, y nos convertimos en contenders al anillo.

Venía de jugar 20-30 minutos por partido en un equipo joven a acumular 159 minutos en total en mis dos primeras campañas. Aún no estaba preparado.

Pero tuve grandes veteranos a mi alrededor. Wesley Person, Steve Smith,Eddie Jones y Gary Payton entre ellos. Me decían que mi tiempo llegaría. Que Jermaine O’Neal o Tracy McGrady también tuvieron que esperar su oportunidad. Tienes que sacrificarte por tus compañeros. Animarles. Ser un buen colega.

Además, ahí estuvo Alonzo Mourning. El tenía algún consejo que darme cada día…él me hablaba del respeto, de tratar bien a la la gente, de vestir bien.

Pero tú estás en una situación diferente en los Raptors. Tendrás la oportunidad de jugar de verdad y en un equipo con aspiraciones de postemporada. Eso es mucha responsabilidad, y habrá picos y valles. A veces jugarás bien y otras veces no. No importa lo que pase. Tienes que creer en tí y seguir ahí. Esto es una maratón, tío. Tendrás que seguir trabajando, entrenando duro y estar listo para cuando pronuncien tu nombre.

Cuidarán de ti en Toronto. Tendrás a Lowry y DeRozan, con los que coincidí en el pasado. Haz lo que ellos te digan. Sigue su liderazgo».

Y entre muchos otros consejos sobre aguantar novatadas, respetar y hablar con los árbitros y una última insistencia sobre como ahorrar su dinero, Dorell le lanzó una última recomendación.

Cuando vayas a jugar a Los Ángeles contra Clippers o Lakers, habrá quienes te pidan un montón de entradas. Macho, me gasté una pasta comprando entradas para que me vieran calentar el banquillo en chándal.

Esto es lo que dirás: «sólo tengo diez entradas y son para mi familia».

Y hablando de familia. Para mi va a ser duro estar este año en China y no poder verte tan a menudo. Pero sé que estarás bien. Sé que tras leerte este «tocho» me responderás diciéndome: ‘todo eso me lo ha dicho mi entrenador ya’. Pero me da igual. Nunca dejaré de entrenarte y ser tu hermano mayor.

Y recuerda, aléjate de los juegos de cartas.

Dorell


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