Chasson Randle: pidiendo a gritos una ‘Call-Up’

Hay motivos para creer. Lo dicen las estadísticas y lo dicen sus propias prestaciones, las de antes y las del presente. Chasson Randle (Rock Island, 1993) dispone de atributos suficientes para ser otro nombre más que engrose las listas de jugadores NBA que han pasado por la D-League. La pregunta no es tanto si sucederá, sino más bien cuándo.

Con la inauguración de la temporada 2016/17 la D-League lanzó a los vientos un dato de orgullo: 135 jugadores, un 30% del total que conformaban las plantillas de la NBA, habían pasado en algún momento de su vida por la NBADL. El producto funciona. La D-League cada vez recibe más call-ups, más llamadas de las franquicias de la NBA en busca de jugadores que refuercen los equipos.

El 5 de enero de 2017 se abre el periodo para extender contratos de 10 días en la NBA. Ya saben, una franquicia sólo puede firmar al mismo jugador dos acuerdos de este tipo, tras los cuales, si quiere seguir con él en su propiedad, le debe ofrecer un trabajo hasta final de curso. Y la D-League es un gran mercado para este tipo de operaciones. Precisamente este martes, los Mavericks llamaban a filas a Pierre Jackson, hasta ahora el mejor jugador de la competición, con 29,1 puntos de media para 10 duelos en la disciplina de los Texas Legends

“No puedo pensar acerca de lo que ellos están pensando. Lo único que puedo hacer es llevar a cabo mi juego y mantener la mente despejada cada vez que piso la pista”. Así responde Chasson Randle cuando la preguntan si cree que la llamada de los Knicks llegará pronto.

Su historia es la del mal fario, la mala pata cuando todo está destinado a que vaya bien. El escolta trabaja estos meses con los Westchester Knicks, el vinculado de los New York Knicks en la D-League. Ahí ha decidido reventar su oportunidad y no hay jornada que pase, desde que debutara en el torneo, en que su nombre no suene para cotas mayores en la Gran Manzana.

Viernes 14 de octubre

Ese día, en plena pretemporada con los Knicks, Randle cae lesionado en un entrenamiento.  El parte médico habla de fractura orbital en su ojo izquierdo y el tiempo estimado de baja es de 3-4 semanas. Hasta la fecha, Randle ha disputado tres partidos de pretemporada con los de Nueva York y todo parece indicar que va a disponer de un lugar en la rotación final. Sus cualidades le permiten jugar en los puestos 1-2 y se trata de un perfil que encaja perfectamente no sólo en la liga sino también en el esquema de Hornacek. Como aval para ganarse un puesto en la plantilla, los 7,7 puntos y 1 asistencia en 15,7 minutos de media en pretemporada y una Orlando Summer League deslumbrante.

Pero ese viernes, la fractura en su rostro dicta sentencia. A pesar de que el propio Hornacek indica en un primer momento que no cree que la lesión sea impedimento para que pueda conseguir una ficha, el exjugador de Stanford queda condenado. Cuando se anuncian las plantillas definitivas de los Knicks de cara a la 2016/17, su nombre no está entre los 15 elegidos. Pocos días después, la franquicia decide vincularlo a los Westchester Knicks. Y él acepta.

Mejor Jugador de la Semana

El resultado se ve pronto. Un mes después de debutar en la D-League, Randle se hace con el premio al Mejor Jugador de la Semana. En el espacio de tiempo del 12 al 18 de diciembre, al escolta le da tiempo a registrar la segunda mejor marca anotadora de la historia de los Westchester Knicks en un partido (38 puntos), además de batir el récord de triples de la franquicia (9) y el de tiros de campo  encestados (16) en una sola velada.

Por supuesto, Randle es uno de los 25 jugadores que semanalmente la competición considera que pueden ser llamados por la NBA. Una clasificación donde están, entre otros, Manny Harris, Vander Blue o el citado Pierre Jackson.

Hornacek no le pierde la pista

Los Knicks están funcionando meridianamente bien este curso, principalmente si se compara su balance con el de otros pasados recientes. Pero siempre hay retoques que dar, posiciones que reforzar. Derrick Rose, que ya se ha perdido varios encuentros en el presente curso, aseguraba que odiaba “descansar y no jugar, pero que tenía que ser inteligente y no reaparecer demasiado pronto”. Jennings, por su parte, no ha explotado como titular y Ron Baker, el hombre que le quitó el sitio a Randle, ha demostrado bastante poco y ha visto cómo sus huesos, junto con los de Ndour o Plumplee, han ido a parar en varias ocasiones a la D-League en estos meses, donde han sido compañeros del propio Randle en los Westchester

¿Qué sugiere todo esto? Que los Knicks evidentemente piensan y valoran retocar los puestos exteriores. Hornacek  lo asumía tras la impresionante semana de Randle de mediados de diciembre. “Pero es más difícil hacer cambios cuando tienes 15 jugadores”, apuntaba. Para el técnico fue complicado tomar la decisión de cortar a Randle y nunca negó que en el futuro sus caminos se podrían reencontrar. “Espero que siga en la organización”.

Aquella Liga de Verano de Orlando

En julio de 2016, Randle se enrolaba con los Knicks para su segunda Liga de Verano como profesional. La primera, en 2015, con los Warriors, tras no ser elegido en el Draft de ese año y después de haberse convertido en uno de los mejores bases senior de la NCAA, con la camiseta de la Universidad de Stanford.

A Orlando, a los Knicks, llegaba un Randle más curtido, más experimentado. Una vez concluido su periplo en los Warriors, durante la Liga de Verano de Las Vegas 2015, el de Rock Island decidía tomar la opción del extranjero. ¿Para qué? Minutos, posibilidad de brillar, trabajo asegurado. Firmaba por el CEZ Nymburk de la República Checa. Su debut profesional se saldó con medias de 15,3 puntos, 2,4 rebotes y 2,3 asistencias, el título nacional de la República Checa y enfrentamientos a rivales con el CSKA de Moscú, luego campeón de Europa, y contra el que el CEZ Nymburk disputó los cuartos de final de la VTB-League.

“Es lo mejor para él. Tenía ofertas de training camps, pero nada asegurado”, decía su padre cuando fichó por el plantel checo.

Una campaña al otro lado del charco le valió a Randle para entrar en Orlando con fuerza. Fue la sensación de la Liga de Verano, con unos sensacionales 18 puntos y 5 asistencias de promedio con los Knicks. Eso le dispuso un contrato el 2 de agosto para pelear por el sueño de la NBA. Sólo la lesión en el ojo aplazó ese anhelo. Sus 21,6 puntos en los Westchester y por encima de todo, su liderazgo, hablan a las claras. Dallas y Philadelphia también habrían preguntado por él.  Es agente libre. Parece cuestión de tiempo, nada más.


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