¿Tiene el Concurso de Mates los días contados como espectáculo principal?

No podemos partir de otra base que es que cada uno tiene su propia opinión, sobre este y todos los temas. Para los que vagamos por la corriente que reza que la joya del All-Star de la NBA son los concursos y no los partidos, que han quedado completamente desvirtuados por la inexistente competitividad que existe en ellos, el debate ya reside en ese sábado. ¿Con cuál te levantas del sillón, en qué competición te ves más identificado? ¿Cuál es más difícil, cuál es más vistosa, cuál es mejor?

En el caso del Concurso de Mates, siempre lo ha sido. La pregunta es si lo seguirá siendo. Es el paso del tiempo, como si fuera el de la vida de las propias personas. No hay nada de extraño y muy poco que achacar, simplemente es la constatación de un hecho dado por el desarrollo de la historia.

Un show como el de los triples resiste mucho mejor el tiempo que el de los mates. En los triples la mecánica del concurso ha variado ínfimamente a lo largo de los años mientras que en los mates sí se ha notado un poco más. Con las propias reglas, más de lo mismo. Pero lo que realmente hace la diferencia, lo que marcará el devenir en un futuro, es la forma: los triples son mecánicos, sólo requieren de acierto y eso es lo que hará el concurso bueno; los mates necesitan ideas nuevas, trucos originales, plasticidad y velocidad e, incluso, interactuación con el público. Muchos más ingredientes que mezclar para que quede un buen guiso.

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El valle de popularidad

Ha sido una escuela de sueños. Todos los que de niños y adolescentes han visto los mates de las estrellas han mojado sábanas anhelando poder tener siquiera la oportunidad de hacer ese tipo de filigranas ante los ojos de medio mundo. Pero, como si fuera la gasolina del coche, esto hay que mantenerlo.

Una comparación que creo acertada aunque un poco enrevesada sería la de una etapa ciclista de alta montaña. La organización ha puesto uno de los puertos importantes al principio, el pico más alto, una vez se bajan todas las rampas se llega al llano para volver a cambiar de rasante y subir de nuevo, pero el puerto que viene a continuación ya es de menor categoría. Pues en ese punto estamos con el Concurso de Mates.

Venimos de los 80 y 90, donde en la cultura rompedora de la NBA arrasaban este tipo de competiciones, pero tras ello se fue afrontando el lógico descenso. Esa bajada aceleró a partir de 2011, donde otorgarle el trofeo a Griffin por saltar un coche simplemente porque el concurso estuviera patrocinado por ellos se vio como un flagrante error. Un año después, 2012, y tres más tarde, 2014, nos ofrecen dos de los peores contenidos artísticos de la historia del show. El repunte, en lo que casi todos estamos de acuerdo, viene en 2015 y 2016, con Zach LaVine y Aaron Gordon como verdaderos elementos revitalizadores. Ahora estamos subiendo otra vez, pero poco a poco. Y no sabemos dónde acaba este pequeño repecho, puede estar a la vuelta de la esquina y la meta a unos kilómetros más de distancia.

Del mate al triple

Hay algunos jugadores conocidos por una de las dos facetas pero con importancia en ambas. Ya fuera porque empezaron como martillos y acabaron como muñecas mágicas o porque hicieron la transición en sentido contrario.

Un punto en común lo tenemos en dos jugadores que conocen bien España, Rudy Fernández o Mario Hezonja, de esos que en las predicciones que la prensa da después de haber visto más que el típico vídeo de highlights son vistos como potenciales ganadores de ambos concursos. Como esos, o por lo menos a nivel internacional, no ha habido tantos.

Los hay que han participado en el Concurso de Mates pero a lo largo de su carrera se han ido contruyendo como tiradores compulsivos. Pasó con Michael Jordan y aquello lanzó su leyenda al estrellato, ocurrió también con J.R. Smith, Scottie Pippen, Tracy McGrady y también será el caso en un futuro cercano de jugadores como Paul George, Victor Oladipo o Damian Lillard.

Pero hay dos casos que conviene destacar en el mismo ídem, dos ejemplos de esa transición de la que hablábamos. Por un lado, Ray Allen, que comenzó como jugador todoterreno y participando en el Concurso de Mates de 1997 que ganó Kobe Bryant, y Vince Carter, que ha sido el rey indiscutible del Concurso de Mates de principios de siglo. Como muestra de polivalencia pero también de gran contraste, estos dos jugadores son dos de los siete que actualmente tienen en su haber más de 2.000 triples anotados en partidos oficiales.

LeBron como elemento

Ya es tarde, salvo que rectifique, porque LeBron James ha asegurado en varias ocasiones que no se presentará al Concurso de Mates: «Han habido años en los que dije que lo iba a hacer y al final no lo hice. Y luego lo veía en casa y me enfadaba conmingo mismo porque pensaba que podría haber estado bien participar», dijo lamentándose hace dos años.

Y cómo no iba a ser así. No habría que poner un porcentaje ficticio, pero una gran mayoría de aquellos a los que preguntásemos si James hubiera podido ganar algún año este concurso respondería sin dudar que sí. Incluso a día de hoy, habiendo superado ya la treintena de edad, es uno de los matadores más feroces y temidos gracias a la potencia sobrehumana que carga sobre los hombros.

Pero ahí no reside lo importante. En horas de angustia, necesitas referencias. La figura de LeBron James podría o puede ayudar al relanzamiento del concurso, que debe chupar de todo el talento que pille por banda si quiere prolongar un recorrido como estandarte del All-Star Weekend unos años más.

¿La hora del triple?

Y es que los triples siempre han estado ahí. Y, salvo hecatombe, siempre estarán. Es recurso más fácil pero igualmente más sencillo y al alcance. Desde su misma creación, con aquel dedo al cielo inolvidable de Larry Bird, ha creado historias más allá de los meros tiros. También ha servido al encumbramiento de jugadores no tan conocidos para el gran público, como las rachas de Jason Kapono o los inicios de Peja Stojakovic.

El futuro es ya, y de nuevo pasa por las estrellas. El Concurso de Triples últimamente ha sido tomado por los Splash Brothers, Curry & Thompson, que amenazan con reinar en este territorio y asaltar el imperio del mate para dominar aún más.

¿Lograrán los tiradores una nueva conquista sobre los matadores, la de desbancarles como hegemónicos en los sábados de All-Star?


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