Ilusión cauta. Curiosidad inquieta. Esta noche debutan los Chicago Bulls. Un 50% es expectación; el otro 50 interrogantes.
Además, la piedra de toque para empezar es buena: los Boston Celtics, que ya vienen además con su primera victoria de la temporada en la buchaca. Es un back-to-back, cierto —tela, Silver—, pero esto acaba de empezar y las piernas aún son todo ansia. Se miden dos candidatos que aspiran a estar en la parte alta del Este.
Y es noche de estrenos en general. Porque que debuten los Bulls implica que debuten de manera oficial con su uniforme dos caras de absoluta reverencia en la liga. Dwyane Wade y Rajon Rondo. Y ambos formarán cartel exterior con Jimmy Butler.
Y lo mejor no es esto, sino que un buen grueso de aficionados no solo no los considera aspirantes, sino que ni siquiera los ve clasificándose para Playoffs. Y además es que razón no les falta. Ni un gramo. Pues estamos ante un backcourt tan talentoso como imprevisible. Tan capaz de ser mortífero como ineficaz. Y de ese nivel de volatilidad no sabremos más hasta que vayan pasando partidos y veamos de qué es capaz Fred Hoiberg con ellos y, lo más importante, qué son capaces de hacer entre ellos mismos en comunión.
¿Cómo de compatibles?
Una estrella y dos que lo han sido. Y si preguntas por ahí, más de cinco y de seis te dirán que Wade continúa siendo el mejor escolta de la liga. Y otros tantos te afirmarán que no hay un playmaker mejor y más puro en la NBA que Rondo. Y a ninguna de ambas corrientes me atrevería a tildarlas de locos.
Básicamente, porque uno viene de ser el mejor asistente de la temporada pasada —11,6 asistencias de media en los Kings—, y el otro de hacer maravillas en regular season y magia merliniana en Playoffs.
Y luego está el único que ya estaba, Butler, a quien la salida de Derrick Rose no parece que vaya a otorgarle tampoco ahora la batuta de líder absoluto del equipo. Wade, oriundo de Chicago y una carrera de Hall of Fame a sus espaldas, tendrá mucho que decir.
Pero a lo importante. ¿Pueden jugar los tres fenómenos juntos de manera eficiente y eficaz? Porque para eso están aquí. Wade tiene 34, Rondo 30 y Butler está en su total plenitud. Sabido esto, semejante rollo de dinamita aún es muy capaz hacer estallar por los aires un portaaviones entero.
La antítesis de los Warriors
El interrogante que más dudas me plantea es Rondo, que es un base pasador, y a continuación Wade y Butler, que no son tiradores. Flash promedia un lamentable 28,4% en tiros de tres a lo largo de su carrera. Jimmy Buckets tampoco es que sea una gozada, pero al menos se salva: 33%.
¿Pero qué ocurre por ejemplo si no nos fijamos en el despropósito perimetral de Wade del total de sus temporadas en la NBA (13) y nos centramos sólo en su último año? Pues que el caos es aún mayor. El más vergonzoso de su vida en curso regular (15,9%) frente a su mejor registro de siempre en tanda de Playoffs (52,2%).
Y encima ahora en pretemporada le han estado entrando, lo que ha conllevado a que Hoiberg le de vía libre y sin necesidad de recibo para tirar cuantas mandarinas quiera. ¿Puede un jugador aprender a lanzar triples a los 34? Mis dudas tengo.
Su punto fuerte
Quizás, por eso de no inventar cuando ya tenemos el invento y la patente, la mirilla debería apuntar en otra dirección. En esa en la que recordamos que Wade es un gran pasador, Rondo un pasador excelso, y Butler… en fin, Butler hace un poco de todo y bien. Quizás no hay la mejor muñeca, pero sí hay IQ en ese perímetro. Y lo hay para parar un tren, y un contender de los buenos cuándo la noche lo requiera… y la sintonía exista.
Porque ahí va a estar el quid. ¿Habrá sintonía en la terna exterior de los Bulls esta temporada y, por ende, un verdadero aspirante ante el que el resto de la aristocracia deba tomar precauciones?
En un par de horas, como decíamos, el primer asalto ante uno de esos tales aristócratas: Los Celtics de Brad Stevens, Isaiah Thomas y su nueva adquisición, Al Horford.