Detroit Pistons, mirando al futuro entre talento, espíritu y anillos

En el verano de 2014 se cumplirán 10 años del último anillo de los Detroit Pistons. Un título conseguido contra todo pronóstico ante el ‘Big Four’ de Los Ángeles Lakers formado por Kobe Bryant, Shaquille O’Neal, Karl Malone y Gary Payton, si bien los dos últimos andaban ya por el ocaso de su carrera. Tras ese gran éxito de los Pistons de Chancey Billups, Richard Hamilton, Tyshaun Prince, Rasheed Wallace y Ben Wallace, el equipo fue poco a poco perdiendo su energía competitiva tras jugar otras Finales de la NBA y tres Finales de la Conferencia Este, y a la vez sus integrantes fueron abandonando el barco hasta que el último eslabón, Prince, fue traspasado el pasado curso a los Memphis Grizzlies.

Desde 2009, última vez que los de la ciudad del motor tuvieron presencia en los playoffs, el deambular de la franquicia ha estado marcado por unos desastrosos resultados deportivos que le otorgaron el papel de equipo perdedor. Eso ha cambiado, al menos en intención y sobre el papel. Cansados quizás de verse a la cola tras haber sido uno de los conjuntos que mandaron en la competición durante la anterior década, en Detroit han despertado y han incorporado de una tacada a dos de los jugadores con mayor talento individual de la liga, como son Josh Smith y Brandon Jennings. Además, han mantenido a gente del nivel de Greg Monroe y Rodney Stuckey, quienes sin la presión de tener que llevar el peso del equipo pueden hacer mucho más daño. Y por si fuese poco cuentan con uno de los pívots con mayor futuro en la liga, Andre Drummond.

Mimbres no faltan para hacer una gran temporada, pero quizás pudiese echarse en falta algo añejo, un punto del espíritu de esos Pistons campeones, y quien mejor que el MVP de las finales de 2004 para marcar ese rumbo. El regreso de Chauncey Billups tras cinco años alejado de Detroit ha sido tomado por los aficionados como ese empujón anímico que necesitaban todos los estamentos de la franquicia para volver a hacerse fuertes. Y no sólo eso, creen, y no les falta razón, al entender que Billups puede ser el maestro perfecto para convertir a Jennings en un jugador capaz de convertir su clase individual en clase para hacer mejores a los compañeros.

Pero faltaba el alma del banquillo y por eso los Pistons decidieron hace sólo unos días contratar a Rasheed Wallace como asistente. Con todo el respeto para Maurice Cheeks, ver a ‘Sheed’ sentado en el banco del Palace of Auburn Hills mientras Billups sube la bola va a ser todo un espectáculo, y más aún ver como el ex jugador tiene que templar su temperamento para no iniciar una carrera de ‘enfrentamientos’ con el estamento arbitral.

Los Pistons van a iniciar una nueva etapa y lo hacen con talento, espíritu y anillos, tanto en la pista como en el banquillo. Contar con esa experiencia a la hora de comenzar un nuevo camino que mira desde ya a los playoffs puede ser determinante para que todo vaya por su sitio, y en caso de que algo se tuerza, serán los veteranos quienes deberán dar ese punto de cordura para que, el puede ser un proyecto brillante y lleno de éxitos, no se pierda en sus primeros pasos.


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