El anillo está en las manos de LeBron

Now or Never fue el tweet con el que LeBron James definió el Game 5 de esta pasada madrugada antes de empezarlo a jugar. Y “Now or Never” tiene que seguir siendo como defina los Games 6 & 7 antes de disputarlos, tras el 112-103 de anoche con el que los Mavericks se adelantan (3-2) en las Finales de la NBA.

La pregunta que estaba en todos los foros la mañana del Game 5 era cómo su actuación en ese partido iba a definirle como jugador, tras el derrumbe personal que para King James significaron los pírricos 8 puntos del Game 4. Horas después, tras sus dos únicos puntos en el último periodo del Game 5, la respuesta llegó de forma aún más críptica y emplazándonos a lo que todavía está por venir.

Estas series finales van cogiendo forma. Miami Heat continúa teniendo ventaja de campo y, de protegerla (como hicieron los Lakers ante esta misma situación hace tan solo un año), se llevarán el anillo que tanto ansían. ¿Cuál será el discurso de LeBron y sobre LeBron entonces?. No corramos.

Para ganar el próximo partido y, después, el siguiente, James tendrá que hacer lo que hasta ahora no ha podido hacer. Sirva lo sucedido en el Game 7 de las pasadas Finales entre Lakers y Celtics como ejemplo: Kobe Bryant superó una horrible noche en el tiro capturando 15 rebotes, mientras Pau Gasol (todavía bajo el estigma de “blando”) contribuyó con 18, nueve de ellos ofensivos, vitales para dar segundas oportunidades a sus compañeros de anotar y acabarse llevando el título. Aquella lucha en defensa definió a aquellos Los Angeles Lakers de una forma completamente distinta a como hasta entonces se les conocía.

Pero, hasta ahora, los Heat no han sabido encontrar esa nueva definición que les haga capaces de llevarse un partido de una forma distinta a la esperada. Todavía no. ¿Será un nuevo sistema de juego el que defina a James en estos dos últimos partidos, o será la actuación individual de James, para bien o para mal, la que acabe definiendo el sistema a utilizar?

Sea como sea, con Bron estamos ante el único jugador capaz de producir un triple-doble (17 puntos, 10 rebotes y 10 asistencias en este último Game 5) en unas Finales de la NBA y, aún así, ser mayoritariamente criticado por su aportación individual. Rareza única que describe bien a las claras la exigencia de la que es objeto. Porque, a pesar de esos impresionantes números, su 1 de 4 en tiros de campo en el último cuarto, el 8-2 con el que Jason Terry le superó en esos últimos 12 minutos y, sobretodo, el 52-11 con el que Dirk Nowitzki le supera en anotación en los hasta ahora cinco últimos periodos de la serie, martillean en su cabeza y hasta parece que le llegan a colapsar. Si hasta ahora no ha habido un duelo directo en anotación entre James y Nowitzki durante un partido, no es porque no se hayan defendido mutuamente, es porque todavía James no ha dado ese paso hacia adelante en lo ofensivo como sí hizo ante Boston o Chicago.

Si Miami acaba tirando por la borda sus opciones de repetir el anillo de 2006 será, principalmente, por haber desperdiciado amplias ventajas en dos últimos cuartos. Así que ahora, con dos partidos que hay que ganar sí o sí, los Heat enfrentan una nueva realidad.

Cuesta creer que en un equipo con James, Dwayne Wade y Chris Bosh, además de una buena selección de tiradores, los Heat hayan sido incapaces de llegar a los 100 más que una sola vez en estas Finales. La razón principal de ello es porque los Mavs han alternado (en las figuras de DeShawn Stevenson y Shawn Marion) una fuerte defensa sobre James, que le ha dejado en un 40,5% de eficacia en el tiro, 18,3 puntos de media por encuentro un ratio de asistencia por pérdida de 6 a 4. Y esos no son solo los números de Bron en estas Finales, son los de los hasta ahora siete partidos que ha jugado contra Dallas (incluyendo los dos de temporada regular).

La conclusión es clara en este punto: LeBron James necesita encontrar una nueva forma de conseguir aportar en ataque. Now or Never. Al fin y al cabo, James es el jugador con más talento del mundo o, como algunos piensan, uno de los más talentosos de la historia de este deporte, en base a la conjunción de habilidades, fortaleza y tamaño.

Hasta ahora le ha fallado la cabeza, que no es poco. Fortaleza mental lo llaman los puristas. Pero si James no estuviera comprometido con la victoria jamás hubiera fichado por los Heat ni hubiera unido su destino al de estrellas de la NBA como Wade o Bosh. Es evidente (a baloncesto solo se juega con un balón) que eso ha reducido sus números así como desvanecido sus opciones a su tercer MVP consecutivo. Durante toda la temporada, Bron y sus compañeros han sido humillados allá donde quiera que jugaran y, cada vez, han sabido reaccionar positivamente.

Nadie sabe cómo James será definido cuando termine la próxima semana. Posiblemente no lo sepa ni él. Ningún jugador que aspira a ganar el anillo por primera vez sabe lo que se necesita para cumplir tan grande objetivo. Una cosa sí está clara: no va a ser nada fácil para LeBron James conseguir su primer y ansiado anillo, tanto como tampoco lo será para los Mavs conseguir arrebatárselo.

Quizá deba definirse de una forma nueva, como hizo Kobe en el último partido de las pasadas Finales. Quizá sea posteando más y consiguiendo acudir más veces a la linea de tiros libres, quizá sea tratando de coger todos los rebotes y taponar todos los tiros que cerca de él sucedan. A estas alturas de la temporada, la belleza y espectacularidad se reducen, al tiempo que el talento individual debe llevarte a poder dar algo más. Así es como se ganan los títulos. Ahora sí, ha llegado el momento para LeBron James de luchar por lo que realmente es.

Now or Never.


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