Heat/Spurs: favoritismo compartido

Es algo típico. Los aspirantes al anillo de la NBA suelen estar construidos alrededor de los big men. También es típico que los equipos campeones gocen tanto de un sólido balance defensa/ataque, como de un banquillo decente que complemente a los dos o tres mejores jugadores de su roster. Típicamente, también, perder al tercer mejor jugador de la franquicia suele ser un obstáculo insuperable en la persecución del campeonato.

Lo que nos lleva a afirmar que los San Antonio Spurs van a traerse para casa su quinto Larry O’Brien Throphy dentro de un mes, ¿no?

No. Al menos no antes de escuchar lo que Miami Heat tiene que decir al respecto.

Y es que los Heat son cualquier cosa menos el típico aspirante. Aún así, aquí están, en sus segundas Finales de Conferencia consecutivas y liderando su serie ante los Celtics por 1 a 0, antes de enfrentarse esta madrugada en el crucial (para Boston, se entiende) Game 2.

Porque por mucho que se pongan LeBron James o Dwayne Wade en el poste, los dos mejores jugadores de la franquicia de Florida no son pívots. Jamás lo serán. Y aún con ello, están a un paso de acabar llegando de nuevo a las Finales, un 2/2 en presencias en éstas desde que se iniciara el mastodóntico proyecto de Pat Riley de juntar a los Three Amigos en el 601 de la Biscayne Boulevard de Miami.

LeBron James a su mareante nivel habitual en el Game 1 del pasado domingo: 32 puntos (13 en el primer cuarto), 13 rebotes, 3 asistencias y 3 tapones; todo ello mientras al otro lado de la pista conseguía dejar a Paul Pierce en menos de un 28% de acierto en el tiro.Y Dwayne Wade, por su parte, con la continua capacidad de acompañar a James en brillantez, con 22 puntos, 7 asistencias, 3 rebotes y dos tapones; dejando también atrás en este caso a Ray Allen en un ridículo 1 de 7 en tiros de campo.

Entonces, ¿cómo, y pesar de la gran aportación de Shane Battier en el Game 1 (10 puntos, 10 rebotes) o de lo que un día te da Mike Miller y al siguiente Mario Chalmers o Joel Anthony, un equipo basado tan solo en dos jugadores se encuentra ya a tres victorias de unas nuevas Finales y a siete de coranarse campeones, casi siempre sin demasiada contribución ofensiva de sus jugadores secundarios?

Sucede que esos dos nombres en cuestión son los de dos de los mejores jugadores de baloncesto del planeta. Sirva como ejemplo, y para no ir más allá en el tiempo, que Bron promedió 30 puntos, 10,8 rebotes, 6,2 asistencias y 2,7 robos por partido en las pasadas series contra Indiana; en las que Wade “acompañó” con nada menos que 26,2 puntos, 5,5 rebotes y 3,3 asistencias. Sea donde sea que tengas a dos de los mejores deportistas del mundo de cualquier disciplina juntos en el mismo vestuario, sin tener en cuenta a quién pongas al lado, tus opciones de victoria siempre estarán ahí. Tal y como funcionaban los Bulls de Jordan y Pippen cuando destrozaban a sus rivales allá por los ’90.

Más importante aún cuando estos dos mismos jugadores no solo sobresalen en ataque, sino tanto o más en la defensa exterior de los rivales. Pero no pueden, ni deben, ser los únicos sólidos también atrás. Y no lo son. Para poner 11 tapones y dominar el rebote ante los C’s como sucedió en el Game 1 cuando no tienes, como no tiene Miami, ni un solo siete pies en tu plantilla, se necesitan grandes dosis de permanente entusiasmo colectivo en el esfuerzo defensivo y de ayudas.

Son esos dos factores (un dúo estelar y un compromiso defensivo sofocante por parte de todos) los que dan ventaja a los Heat ante Boston. Sin más. Y serán también determinantes en las presumibles Finales, sean ante los Spurs, sean ante los Thunder.

El “Big Three” de Oklahoma City (Durant, Westbrook, Harden) tiene el suficiente talento, velocidad y condiciones atléticas como para poner en problemas a los Heatles, pero los Thunder no defienden como lo hace Miami, tampoco ejecutan bajo presión como lo hacen los Heat, ni tienen su experiencia.

En lo que San Antonio se refiere, su “Big Three” sí tiene tres anillos juntos en forma de mayor experiencia que los Heat, y saben ejecutar los momentos decisivos de los encuentros como lo pueda hacer la mejor franquicia de la NBA. Pero tampoco defienden con la agresividad con la que lo hace Miami ni sus tres estrellas (Duncan, Parker, Ginobili) dominan los partidos como lo hacen las dos de los Heat.

Sea como sea, ningún equipo llega dos años consecutivos tan lejos en la competición por accidente. Son periodos dominantes como los que ahora vive Miami por los que equipos como los Heat fueron construidos.

¿Típico? Díficilmente. Pero ni LeBron James ni Dwayne Wade están en esto para rellenar el molde. De hecho, están para romperlo.


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