Hello Brooklyn! Los nuevos Nets

Sentado en el podium de una estancia débilmente iluminada con el aura de nightclub pijo de Brooklyn (dentro del fastuoso nuevo pabellón en forma de nave espacial de los Nets), estaba hace dos lunes Avery Johnson, head coach de la nueva franquicia, dispuesto a responder a las preguntas del más grande número de periodistas acreditados que los Nets recuerdan en más de una década.

Era el Media Day, pero al estilo Brooklyn.

Todo lo relacionado con los Nets es diferente este año, el primero de la franquicia en el tan espectacular por dentro como místico por fuera Barclay’s Center, en el corazón de quizá el barrio con más pedigree de New York, nada menos. Se terminaron los días de pabellones medio vacíos, fans apáticos y expectativas inalcanzables para plantillas que, simplemente, no daban la talla.

Los Brooklyn Nets son todo aquello que no eran los New Jersey Nets. Tienen talento, experiencia, frescura, hype, jugadores sanos, confiados y con grandes y propias exigencias. Una franquicia que mira sin complejos hacia arriba sin importarle lo que deja ahí abajo. En una buscada actitud noble pero desafiante, como la que define al vecindario al que ahora llaman “hogar”.

“Queremos ser un equipo que tome la personalidad de Brooklyn”, fue quizá una de las frases más difundidas de las que Johnson regaló a los medios. “Siempre he creído en los equipos que tienen una personalidad propia, sin quejas ni excusas, y que sencillamente juegan siempre duro en los dos lados de la pista”, fue el matiz.

El objetivo principal de los nuevos Nets, según se desprende de todos y cada uno de los jugadores que fueron preguntados al respecto ese mismo día, es ganar el campeonato. Pausa. Una idea que, en boca de los viejos Nets, habría dado lugar a más de un ataque de risa (o de corazón, según se vea). Y hacerlo más pronto que tarde. “El cielo es el límite. Tenemos ante nosotros la oportunidad de ganar el anillo este año. Y no solo lo digo, es lo que honestamente pienso”, ha dejado caer Joe Johnson, en realidad, la única incorporación de renombre que han conseguido atraer los Nets respecto al año pasado.

Ciertamente, si Brooklyn quiere tener alguna (remota) oportunidad de alcanzar la gloria, va a necesitar que su backcourt All-Star formado por el propio Johnson y Deron Williams rinda al mejor nivel posible cada partido. Pero eso no significa que los Nets no cuenten con otra ayuda. El intento de formar un auténtico Big Three con la incorporación de Dwight Howard acabó en fracaso este pasado verano, pero aún sin el mejor center de la Liga, Brooklyn tiene en nómina a un grupo de actores secundarios nada desechables.

Brook López firmó un nuevo contrato con la franquicia durante la offseason, como también lo hicieron su power forward titular, Kris Humphries, y el otrora All-Star Gerald Wallace. Pero es en el banquillo de los Nets donde el valor de sus activos se vuelve más interesante: preciados jugadores de rotación (C.J. Watson o Josh Childress), veteranos curtidos en mil y una batallas (Reggie Evans, Keith Bogans o Jerry Stackhouse) y jóvenes/nuevos miembros con muchas ganas de hacerse un nombre a respetar (MarShon Brooks, Tyshawn Taylor o Mirza Teletovic).

Dicho esto, a modo de contrapunto, cinco son tan solo los jugadores de la plantilla del año pasado que siguen en el payroll de Prokhorov este año. Aún así, ya no cabe preguntarse si el equipo tiene el talento suficiente como para jugar en los Playoffs. Estos ya no son los Nets que han ganado solamente 58 partidos en las tres últimas temporadas (23,58%) y que no llegan a la post-temporada desde el año 2007. Los nuevos Nets todavía jugarán partidos iniciado el próximo mes de mayo.

La pregunta, sin embargo, sí es cuánto tardarán las piezas en encajar.

Valgan como intención de tratar que la respuesta sea lo antes posible los entrenamientos que durante esta offseason ha organizado Deron Williams con algunos de sus compañeros, tratando que la química (o alguna parte inicial de ella) ya esté ahí iniciados los training camps.

Otra cosa buena de ser los nuevos Nets y no ser, digamos, los Heat o los Knicks es que la presión por ganar, aún existiendo, no es tan grande ni insoportable como lo puede ser en Miami o el MSG. Sin duda, se supone que Brooklyn será un buen equipo, pero pocos esperan de los Nets que sean los mejores. No hay una posible futura dinastía de LeBron con la que convivir o una historia baloncestística que sostener en Brooklyn.

Porque más allá de la lógica excitación en forma de inalcanzables expectativas que se detectan en Brooklyn y hasta en el vestuario local del Barclays Center, acabar terceros (o hasta cuartos) en el Este esta misma temporada sería un gran logro, al tiempo que retroalimentaría el ilusionante proyecto que comandan Jay-Z y Mikhail Prokhorov para futuras mejoras y hasta anillos que un día puedan llegar.

Lo que ya nadie puede negar y constituye, en sí, un enorme mérito, es el sentimiento existente en estos nuevos Nets de que por fin tienen un reto, una ilusión… algo por lo que merece la pena luchar.


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