La NBA, de Truman a Trump

Un repaso por la influencia que han tenido o no los distintos presidentes de Estados Unidos sobre la NBA desde que existe esta competición.

Que el peculiar Donald J. Trump ha entrado con fuerza en la Casa Blanca de Washington D.C. es innegable. Lo que pensemos de él ya es otro cantar. Una buena parte de la opinión pública, acrecentada con el estímulo de una prensa criticada por el mandatario, se ha levantado ante los hechos que se van sucediendo. Y sólo lleva unas semanas… Desde todos los frentes de opinión se está actuando, y la comunidad de jugadores de la NBA está siendo más que activa en lo que a esto respecta.

Ya que estas tiranteces parece que estarán con nosotros un tiempo, en nbamaniacs os proponemos una especie de cronología para repasar acontecimientos y curiosidades de la historia de la NBA a través de los presidentes del país que han pasado por el Despacho Oval a lo largo de más de medio siglo.

Harry S. Truman

Con él comenzó esta gloriosa aventura. Pasado un año de la llegada de Truman al poder se creó la Basketball Association of America, renombrada dos años después como la National Basketball Association (NBA). Una liga creada e impulsada por propietarios de equipos de hockey sobre hielo, de ahí que también se considerara a Canadá —donde el hockey es deporte nacional— en la ecuación.

Desgraciadamente, en los días actuales se vuelve a una realidad que Truman trató de cambiar: la discriminación racial. La Orden Ejecutiva 8891 (26 de julio de 1948) eliminó la segregación en el ejército estadounidense por el color de la piel de los militares. Aún así, había otros frentes que el presidente no podía controlar.

En la NBA primigenia se delimitó mucho la participación de afroamericanos. Esto ayudó a que al crecimiento de los Harlem Globetrotters, que se nutrieron del mejor talento negro del país. De hecho, el primer jugador negro en firmar un contrato con la NBA fue Nat Sweetwater Clifton, directo desde los Trotters. Paralela y paradójicamente, Dayton Rens (NBL) era el único equipo de una «liga de blancos» en el que todos los jugadores eran afroamericanos.

Dwight D. Eisenhower

Siempre se ha pensado que él, aficionado devoto del deporte, jugó profesionalmente al béisbol en 1911 bajo un nombre falso: Wilson. Era época de Guerra Fría y Eisenhower se encargó de cerrar el país ante amenazas exteriores. Por aquel entonces, ni con Cuba ni con la Unión Soviética, ni siquiera con el conjunto de Europa, no se creía que años después la liga estaría plagada de jugadores internacionales.

Cuando Eisenhower llegó a la presidencia la NBA alcanzó el mínimo de franquicias participantes, ocho: Knicks, Celtics, Warriors, Lakers, Pistons, Royals, Blackhawks y Nationals. Todos ellos, algunos renombrados, continúan en vigencia a día de hoy.

John F. Kennedy

En la vida de los Kennedy, no sólo de John, se cruza un hombre que impulsó la NBA como pocos en su historia. Sólo con deciros que el trofeo de campeón lleva su nombre ya es suficiente para calibrar el impacto que tuvo. Su nombre es Larry O’Brien. Era uno de los importantes del Partido Demócrata, estaba en Dallas el día del asesinato de JFK y en la campaña de su hermano Robert y estuvo en el epicentro del Caso Watergate.

De Kennedy queda la ley 87-331 (30 de septiembre 1961), conocida como Sports Broadcasting Act. En ella se permitía a las grandes ligas negociar la venta de sus paquetes de emisión por televisión con más de un operador, lo que supuso el crecimiento exponencial de los beneficios y de la exposición de las ligas que querían desbancar a la MLB como principal competición, es decir, NBA, NFL y NHL.

Y poniéndonos quisquillosos, el sucesor de las siglas JFK jugó al baloncesto. Y marcó tendencia también. John Francis Koncak fue el protagonista en 1989 de la ruptura del mercado de traspasos con su llegada a Detroit Pistons, flamantes campeones por aquel entonces, a razón de 13 millones de dólares por seis temporadas. Aquello fue el principio de una espiral que en las temporadas actuales se ha acrecentado aún más con la subida del tope salarial.

Lyndon B. Johnson

El camino de O’Brien seguía con la recarga de cargos gracias a su buen posicionamiento en el bando demócrata. El LBJ primario, antes de que existiera LeBron James, le destinó a US Postal, conocido internacionalmente por el patrocinio al equipo ciclista de ese fraude llamado Lance Armstrong.

Richard M. Nixon

Una figura que le conoce bien es Donnie Walsh, que entre otros hitos fue uno de los responsables de los Pacers de Reggie Miller o de haber trabajado en los Knicks bajo la exigente lupa de James Dolan (estos días, en boca de todos). Walsh estuvo a punto de firmar por el bufete de abogados en el que estaba Nixon antes de ser presidente. También estuvo ligado a él Wilt Chamberlain, que le apoyó en su campaña electoral de 1968.

La historia de cómo acabó Nixon ya la conocéis. Toda la sociedad americana tuvo que reponerse de un descenso de credibilidad muy pronunciado, y la NBA no fue una excepción.

Y, retomando el pulso y remontando el vuelo, volvió a aparecer Larry O’Brien. Esta vez, como comisionado de la NBA, ya fuera de la política tras la dimisión de Nixon. Aprobó la línea de tres puntos y la absorción de la ABA, creó la figura de los agentes libres y se inventó un límite salarial para equiparar fuerzas, le dio más fuerza a los contratos televisivos, aceptó aquella original del concurso de mates y dejó al mejor sucesor en David Stern.

Gerald R. Ford

Dicen los que le conocían que ha sido el presidente más atlético. Practicó multitud de deportes, pero el baloncesto no era una de sus prioridades.

Era fan, eso sí, de Bill Walton. El 1 de noviembre de 1974 fue expresamente a Portland para verle jugar. Walton no estaba muy en la onda del presidente por aquel entonces ni su compañero Sidney Wicks, el mejor de aquel Blazers-Braves, que criticó veladamente la presencia de Ford: «He visto presidentes antes: un viaje tan duro para terminar viendo a esos tíos del FBI ir arraplando y empujando a la gente».

Jimmy E. Carter

Carter prosiguió esa correlación a la inversa -que sigue vigente a día de hoy- que empezó con Kennedy que dice que cuando un demócrata (izquierda, en el plano político) gana las elecciones presidenciales si un equipo de la Conferencia Este (derecha, en el mapa) es el campeón reinante. A él le ocurrió con Boston Celtics en 1976. Ah, y una asociación loca entre otro Jimmy Carter y otra NBA.

Ronald W. Reagan

En las analogías que se han hecho a lo largo de los años entre presidentes y jugadores, casi todos coinciden en que Kobe Bryant es el Reagan en cancha. Dejando de lado detalles menores, fue el que regularizó como un acto con una temporalidad determinada las visitas de los campeones de liga a la Casa Blanca, idea que se le ocurrió años antes a Kennedy pero hasta ese momento no tenía periodicidad cerrada.

George H. Bush

Continuando con lo anterior, el feo que le hizo Jordan a Bush, Sr. no acudiendo a la recepción en 1991 es algo que también podría ocurrir con el presidente actual si no cambian las cosas. El año siguiente, en 1992, Craig Hodges le entregó una carta en la que le pedía que intercediera entre él y la liga para poder firmar un nuevo contrato, ya que se sentía discriminado por ser afroamericano.

Bill J. Clinton

Hilándolo con lo anterior, una anécdota que se destaca de las recepciones de Clinton es un comentario jocoso: «Por fin me han traído a la chica que estaba buscando, una tan alta como yo». Viendo el escándalo que armó después, ya está el chiste hecho.

El bueno de Bill llegó a la presidencia en pleno apogeo de la fiebre por Michael Jordan y teniendo reciente una época dorada con los duelos entre Johnson y Bird. ¿Sabías que apareció en un videojuego de baloncesto en 1995? Clinton es un fan de la NBA. Una vez dejó la presidencia se ha hartado de asistir como público a partidos de la Liga. Doug Sosnick, director político de la Casa Blanca con Clinton, es actualmente el consejero-jefe de la NBA en materia política.

George W. Bush

En el terreno NBA, que no en otros, Bush se encontró dos obstáculos que le hicieron distanciarse mucho de la comunidad americana y se vieron ejemplificadas en la NBA: el atentado del 11-S en las Torres Gemelas de Nueva York y la devastación provocada por el huracán Katrina en Nueva Orleans. Ah, y tuvo que lidiar con la época de más campeonatos de los Spurs de Popovich, demócrata declarado.

Barack H. Obama

Es, sin duda, el presidente que más cercano se ha mantenido al baloncesto. Básicamente porque fue jugador. En Punahou School (Hawaii), con quienes fue campeón estatal en 1979, y a nivel amateur a lo largo de su intensa carrera política.

Fan de los Bulls de la Chicago donde se formó, ha tenido numerosos guiños al baloncesto durante su presidencia. El último, ya casi en el tiempo de descuento de su segundo mandato, fue otorgar la Medalla de la Libertad, el mayor honor civil del país, a Kareem Abdul-Jabbar y Michael Jordan.

De hecho, además de ser amigo de Curry, ha expresado su deseo de ser propietario de una franquicia en un futuro.

Donald J. Trump

El residente actual en la Casa Blanca ha entrado a la misma de vuelta y media. Con estupefacción por parte de la comunidad NBA en su mayoría y con la crítica de reconocidas estrellas como Popovich, Abdul-Jabbar, Curry, James o Cuban.

En apenas un mes en el cargo de forma oficial, Trump ya ha removido la cultura americana con medidas como el veto migratorio que ya os explicamos detalladamente aquí.


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