Lockout: Todos pierden, nosotros más

En el recientemente declarado cierre patronal en la NBA todos pierden. Existen, de hecho, toneladas de perdedores.

Y no hablamos de los propietarios o los jugadores, ambos protagonistas mediáticos del asunto. Está claro que los dos colectivos se han disparado un tiro en sus propios pies pero, cuando todo esto acabe, los propietarios volverán a ser desproporcionadamente ricos mientras que los jugadores continuaran ganado muchísimo dinero haciendo lo que más les gusta. O pongámoslo de esta otra forma: si nuestro jefe directo decide, de repente, pagarnos el salario mínimo que debe percibir un rookie en la NBA (más de 400.000$ la temporada pasada), todos aceptaríamos encantados tal subida, no?.

Quien más pierde aquí con el lockout es quien regenta un pub al cruzar la calle de cualquier pabellón NBA que cuenta con, como mínimo, 42 noches al año con el local lleno hasta la bandera para hacer que su negocio sea rentable. Por no hablar de los camareros de dichos establecimientos, que van a seguir necesitando pagar el alquiler de sus pisos con o sin cierre patronal. Quien más pierde aquí con el lockout son los guardas de seguridad o los acomodadores de los pabellones que, de repente, se han quedado en casa sin empleo. Quien más pierde aquí con el lockout son los entrenadores asistentes y otros miembros del staff de las plantillas (masajistas, fisios, responsables del material, etc.), que han sido despedidos sin saber cuándo podrán volver a realizar su trabajo… Quien más pierde aquí con el lockout es toda la gente que depende de la NBA para vivir, los mismos que hacen que, cada uno con su granito de arena, la Liga funcione a pleno rendimiento cada noche en cada ciudad.

Pero, sin duda, quien más pierde aquí con el lockout somos nosotros, los fans.

Porque, curiosamente, esta lucha entre propietarios y jugadores trata, únicamente, de cómo repartirse el dinero que nosotros, los fans, hacemos llegar a la NBA. Somos los responsables de las altas inversiones que las televisiones realizan para que nosotros podamos ver el producto que demandamos; somos los que compramos las entradas, las cervezas y los perritos calientes durante los partidos; somos los que a menudo nos compramos la camiseta del jugador que más nos gusta o los que visitamos a diario la página web oficial de la NBA. Es el dinero que generan todas estas acciones realizadas miles de veces cada segundo en todo el mundo, el que ambos sectores de la negociación tratan de repartirse, sin poder ponerse de acuerdo.

En Sacramento, son principalmente los fans los que han luchado con pasión y coraje durante muchos meses para que la NBA no se llevara la franquicia a otra ciudad. Hasta consiguieron el compromiso de las autoridades de construir un nuevo pabellón en la misma. ¿Cómo quedará eso ahora? Un proyecto de tal envergadura, nos guste o no, necesita de dinero privado para llevarse a cabo. Se requerirá de algún sponsor principal que ponga algunos millones de dólares encima de la mesa. Muchos abonos de temporada necesitarán ser vendidos anticipadamente (algo que, por cierto, ya ha sucedido desde que los Kings draftearon a Jimmer Fredette hace unos días) también para poder cubrir con los gastos de tal magna construcción. ¿Qué ocurrirá entonces con la franquicia en la ciudad si el lockout se eterniza?.

En Memphis, sin embargo, sus fans han sufrido durante muchos años a un mal equipo. Tantos, que el arraigo del baloncesto en esa ciudad ha sido siempre puesto en entredicho. Pero en este pasado mes de Abril consiguieron ganar su primer partido en Playoffs. Y después, su primera serie. Unos fans hambrientos de gloria podían por fin empezar a degustar el sabor de la misma, y con unos jugadores con los que por fin poder identificarse a nivel de comunidad. Estaban más que ansiosos por el inicio de la próxima campaña de los Grizzlies… justo hasta el momento en que ésta quedó seriamente amenazada.

Y así podríamos seguir con historias de fans de las demás 28 franquicias que tiene la NBA.

Tras el último lockout de la campaña 1998-99, ambas partes admitieron que había que volver a ganarse a los fans. Como así hicieron. Pero si en las circunstancias económicas actuales (en las que se está negociando sobre millones de dólares en salarios y cientos de millones en beneficios para las franquicias, mientras muchos de los fans sufren en sus carnes la peor recesión en varias generaciones) este lockout no termina pronto, será mucho más difícil volver a contar con la confianza de los seguidores de todo el mundo.

Propietarios y jugadores deberían pensar más en las repercusiones que todo esto pueda arrastrar. Porque los fans somos los grandes perdedores en todo esto. Y si, de alguna forma y por mucho tiempo, nos sintiéramos alienados en este triste desarrollo, a la NBA le costaría mucho más tiempo conseguir que volviéramos todos, o al menos que volviéramos con la rapidez y los números de la última vez.

A nadie le gusta ser un perdedor. Y en este lockout, existen demasiados de ellos. Empezando por ti y por mí.


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