La carrera profesional como NBA de Marcin Gortat estaba estancada. Sus temporadas en Orlando Magic, siempre bajo la alargada sombra de Dwight Howard, le habían canjeado un cierto prestigio de pívot reserva de la estrella de la franquicia, aunque los minutos de los que disfrutó el polaco en Orlando son más bien escasos. En su temporada de debut disputó tan sólo 6 partidos. En las dos siguientes temporadas nunca promedió más 15 minutos por encuentro, nunca superó los cuatro puntos por partido ni los cinco rebotes. Al menos en lo colectivo disfrutó de una final de la NBA (la perdida ante los Lakers) y de una buena época de la franquicia de Florida.
Esta temporada sus números en Orlando seguían la misma dinámica de las anteriores. Jugador de rotación, para dar descanso a «la bestia», con un casi imperceptible incremento de su producción estadística, acorde con un incremento (casi igual de imperceptible) de minutos en cancha. Pero en diciembre su suerte cambió y se le abrió la oportunidad de su vida. Un traspaso entre los Suns y los Magic, con Vince Carter y Mickael Pietrus de compañeros de viaje, a cambio del hijo pródigo Hedo Turkoglu, la incógnita Earl Clark y el tirador Jason Richardson.
Sus números en Arizona lo dicen todo: 12.7 puntos, 9.4 rebotes, 1.4 tapones, 55.9% en tiros de campo, en casi 30 minutos de juego por partido. El traspaso le ha cambiado la cara, y cada mes mejora su rendimiento. En marzo, ha llegado a los 15.3 puntos, 10.8 rebotes, 1.9 tapones en más de 34 minutos por partido.
¿Cuales son las claves para este cambio? En primer lugar la escasa competencia que se ha encontrado en Phoenix. Robin Lopez no acaba de demostrar lo que se espera de él y Channing Frye tiene un perfil de jugador interior completamente diferente a Gortat. Además, el equipo se encuentra en una dinámica negativa de resultados lo que provoca que el cuerpo técnico esté apostando por los nuevos, dando minutos y experiencia a la espera de que sean los cimientos de una reconstrucción muy necesaria. Y por último tendríamos el «factor Nash«. Es difícil encontrar un subministrador de balones al poste bajo como Steve Nash, y Gortat lo agradece.
Esta temporada la competencia por el premio al jugador más mejorado (MIP) es muy dura. Kevin Love es claro candidato y favorito, y le podemos añadir jugadores como Dorell Wright, Wesley Matthews o el propio Nick Young, pero conviene no olvidarse de este polaco, de aspecto tosco pero juego más que interesante.