Phil Jackson: año uno

Los New York Knicks vuelven a tener esperanza.

Tras una temporada 2013/14 en la que no solo no se cumplieron los objetivos, sino que el equipo quedó fuera de las eliminatorias por el título, Phil Jackson ha llegado a Nueva York y lo ha hecho, como siempre, para ganar.

No voy a entrar en la historia entera de uno de los entrenadores más laureados de la liga, pero me parece interesante recordar cómo fueron las primeras temporadas de Jackson en sus aventuras anteriores (Bulls y Lakers) para que todo aficionado de los Knicks y de la NBA entienda la emoción, la explosión esperanzadora y la alegría que algunos hemos sido incapaces de contener desde que aterrizara el ‘Maestro Zen’ en suelo neoyorquino.

Su primera oportunidad

Phil Jackson se convirtió en entrenador jefe de los Chicago Bulls después de servir durante dos años como técnico asistente, periodo durante el cual entró en contacto con Tex Winter y empezó a conocer, explorar e interiorizar los entresijos del Triángulo Ofensivo.

En 1989, Jackson cogió las riendas del equipo y, con Michael Jordan como líder, consiguió un record de 55 victorias y 27 derrotas –fueron segundos en la División Central por detrás de los Detroit Pistons–. Los Bulls de Jackson ganaron 8 partidos más que la temporada anterior, pero, pese a que se volvieron a plantar en las Finales de Conferencia, los Pistons de Isiah Thomas les noquearon en 7 asaltos (uno más de los que habían necesitado para deshacerse de ellos en los Playoffs del año anterior).

El resultado final fue el mismo: eliminados en Finales de Conferencia por los Pistons. Sin embargo, pese a que nadie podía anticiparlo entonces, en Chicago había comenzado la mejor época de la historia de la franquicia.

Jordan fue el máximo anotador de la temporada con 33,6 puntos por encuentro y Jackson había empezado a labrar su leyenda. En su segunda campaña al frente del banquillo de aquellos Bulls llegó el primero de sus 11 anillos.

Los Lakers de principios de siglo

Después de ganar seis anillos con los Bulls y de tomarse un año sabático, Jackson aceptó el reto que suponía entrenar a los talentosos Lakers.

El equipo angelino llevaba once temporadas sin ganar el campeonato y los aficionados se empezaban a impacientar.

Un jovencísimo Kobe Bryant estaba empezando a destacar y Shaquille O’Neal dominaba la liga desde el puesto de ‘5’. Jackson llevó a los Lakers hasta las 67 victorias –segunda mejor marca de la historia de la franquicia–, lo que les valió el título de la División Pacífico, y ganó el duodécimo entorchado de la franquicia californiana frente a los Indiana Pacers de Reggie Miller (4-2).

Shaquille O’Neal fue nombrado MVP de la temporada, MVP de las Finales y también fue galardonado con el premio al mejor anotador del campeonato (29,7 puntos por noche).

El ‘Maestro Zen’ consiguió que Bryant y O’Neal, que terminaron como terminaron, se entendieran y complementaran hasta ganar tres anillos consecutivos.

Presidente de los New York Knicks

Ahora, ni Jackson estará en el banquillo –su puesto está en los despachos–, ni la situación actual del equipo se parece a la de los Bulls de 1989 o a la de los Lakers de 1999, pero en Nueva York hay esperanza.

El curso comenzará con múltiples dudas. Solo podemos hacer conjeturas respecto a la rotación del equipo, pero hay que confiar en que las órdenes de Jackson, vía Derek Fisher — nuevo Head Coach de los Knicks– devolverán a los de ‘La Gran Manzana’ a una cima que les suele ser esquiva.

Aunque sabemos que Phil no tiene a Jordan, ni tampoco a Bryant, sí tiene en Carmelo Anthony la punta de la espada que todo equipo necesita.

Se esperan grandes cosas del nuevo proyecto Knickerbocker.


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