¿Cómo queda la NBA tras el ‘trade deadline’ de este año?

Si contamos también el anterior, son ya dos años en los que el último día que la NBA establece como límite para realizar traspasos en plena temporada, el conocido como trade deadline, es una auténtica decepción. Movimientos menores y mucho humo para poco fuego.

Algunos análisis coinciden en que el traspaso clave, el que hizo que cayera el dominó pero lo hiciera para terminar no moviendo nada, fue el de DeMarcus Cousins a New Orleans Pelicans. Es plausible, ya que un acuerdo tan «amarrategui» como el de los Kings ayudó a devaluar el mercado de estrellas al ahora de intentar llegar a acuerdos de cierta relevancia.

Así nos quedamos, con lo puesto. Pero, aún bajo mínimos, siempre se puede rascar con poco que haya.

Boston

Si no fueron todos los aficionados, fueron casi todos. La afición esperaba de Danny Ainge y sus Celtics el movimiento gordo del mercado. Dos eran los jugadores en cartilla, Jimmy Butler y Paul George, aunque finalmente todo terminó tirando hacia el segundo. Ya sólo el imaginarse una llamada entre ‘Magic’ Johnson y Larry Bird para hablar del tema es algo con lo que emocionarse.

Según se reportó, George está con la mente en el futuro –2018– entre los Pacers (donde se ha hecho grande) y los Lakers (de su estado natal). Boston no entra en su cabeza, pero aquí la decisión no era suya.

Dejando ya muy atrás los tiempos en que George llegó a la final del Este con Indiana, no es tan lejano que este equipo es carne de playoffs. Esto hace que se entienda aún menos que la franquicia no quiera construir con ello y ponga en el mercado tanto al propio George como al joven Myles Turner. Los Pacers son un equipo equilibrado en cuanto a nivel aunque tengan otras lagunas importantes.

Apareció Boston por medio y a alguno en Indy se le encendió la bombilla. Que un multitraspaso para quitarte a tu estrella no es lo más beneficioso del mundo se lo pueden decir a Carmelo Anthony o Kevin Garnett. Con los elementos que tenían, era meridiano que del trío Crowder-Brown-Bradley y el pick reservado de los Nets en el Draft de este año Boston debía ofrecer casi todo. Sin ello, poco acuerdo iba a haber, y seguro que así pasó.

Con ese alero los Celtics hubieran ido con todo a por el título sin perder mucha esencia de lo que están siendo hasta ahora y lo que ya tienen construido. Ahora, obviando lo que pase en los playoffs, sí que el futuro pasa por este Draft 2017 y lo que les caiga, que será bueno. Y, quizá, el año que viene lo intenten con más piezas… y más convicción.

Rose por Rubio

Fue el gran trueque de 1×1 que estaba sobre la mesa. Todo parecía predestinado al movimiento. De hecho, ya habréis leído los rumores, fueron los Wolves los que se echaron para atrás en el último momento cuando todo estaba hablado.

Aquí la discusión se centra en ellos, en los Wolves. Cierto es que les va bien el juego de Ricky en tanto en cuanto necesitan un base que apoye los pick&roll, pero tampoco necesitan su amplitud a todo campo porque no son un conjunto que amenace tanto desde fuera. Y en un equipo joven que se quiere identificar por la capacidad atlética y el contraataque, al más puro estilo de Thibodeau, alguien tan vertical como Rose hubiera sido un arma bastante peligrosa.

Se entiende que ver partir a Ricky Rubio podría haber sido trágico para muchos aficionados españoles de los Timberwolves, pero también nos quedamos sin verle (por ahora) en un mercado como el de Nueva York, con jugadores que entienden su visión como Porzingis, Willy o Kuzminskas, siendo compañero de Jennings después de todo… Era algo que había que ver.

Otros que no se movieron

En esta categoría se encuentran varios subgrupos. Están los que tirarán hasta el final con lo que ya tienen debido al buen equilibrio de su roster, como Memphis Grizzlies y Los Angeles Clippers. Salieron a la palestra en pocos o ningún rumor.

También tenemos a los que están en tan buena posición que se esperarán pescar a los jugadores que han salido ‘escupidos’ para facilitar los movimientos, como Cleveland Cavaliers, Golden State Warriors, Utah Jazz o San Antonio Spurs.

Y luego se sitúan los que buscaban algún movimiento importante, como Denver Nuggets o Detroit Pistons, pero no lograron concretar nada pese a que apostaban bastante fuerte. En Colorado buscaban devolver la moneda de Melo, captando a una estrella y ofertando a muchos jugadores por él. En Michigan, sin sentido aparente, querían desmembrar la unión entre Jackson, Caldwell-Pope y Drummond, otra situación parecida a la de Pacers y las reconstrucciones inexplicables.

Ah, y luego estuvo Portland Trail Blazers. El propio Neil Olshey, general manager, declaró que, pese a que seguían activos y queriendo hacer tratos tras el cambio Plumlee-Nurkic, «los teléfonos parecían muertos en la última semana». También puede pasar.

Morey, Colangelo, Ujiri…

Si hay que entregar medallas al mérito, siempre hay nombres que están en la discusión. Uno de ellos es Masai Ujiri, general manager de los Raptors. Después de conseguir a Serge Ibaka para una posición donde les hacía falta un titular contrastado, va y se lleva a P.J. Tucker, un veterano en contrato que expira este verano que les irá de perlas en playoffs en otra posición que buscaban reforzar. Y sin dar a cambio al versátil Patterson, al especialista Nogueira o a Pascal Siakam, apuesta personal. Sin perder la esencia.

Ocupando podio también estaría Daryl Morey, máximo responsable deportivo de los Rockets, uno de los que nunca te deja indiferente. Esta vez dio en el clavo y amenaza con apretar más fuerte las clavijas. Consiguió a Lou Williams, una daga desde el triple, soltó a Tyler Ennis para recibir y cortar a Marcelinho Huertas y se deshizo de K.J. McDaniels para liberar espacio salarial. Y es difícil saber cuál de los tres movimientos es mejor, porque lo que ha ganado en capacidad para atraer salarios le hace fuerte: «Somos el que más tiene que ofrecer de los contendientes al título», dijo.

Fuera de categoría está Bryan Colangelo, general manager de los Sixers. Lo que Hinkie hacía, convertir rondas de Draft en jugadores, éste lo hace al revés. Lo que sí está claro es que tenían que mover a Okafor o Noel y lograr algo a cambio. Se espera que ése no sea Bogut, pero sí una ronda más de Draft y Justin Anderson, otro joven más que aprovechable. Y hacen una obra de caridad ayudando a Splitter con la lesión aunque no cuenten con él, o eso dijo el propio Colangelo.

Los que se dejan llevar y los que van a por todo

Aquí tenemos dos vertientes.

Los hay que han ganado y bien. Es el caso de Oklahoma City, que se lleva a dos jugadorazos como Taj Gibson y Doug McDermott. Gibson aportará más físico a la dúpla de ‘4’ que formará con Domantas Sabonis. McDermott tira tan bien como Anthony Morrow y suplirá bien a Victor Oladipo, lo que hace que Abrines se lo tenga que trabajar más para tener oportunidades. Lo que echaremos de menos será el baile de Payne con Westbrook, pero Sam Presti vuelve a hacer un gran trabajo y los Thunder suben puestos virtuales para luchar algo mejor el próximo mes de mayo. También es cosa de Toronto y Houston, casos repasados anteriormente, que se han apresurado a apuntalar plantillas para dar un pequeño salto de calidad e ir a cuchillo a por los reyes de sus conferencias, Cleveland y Golden State. Ni que decir tiene que Nueva Orleans, con esas reunión de torres, también está en esta parte de la ecuación. Y un equipo que pasa de puntillas es Washington, que con el añadido de Bojan Bogdanovic puede ser aún más peligroso (sobre todo en el juego estático, algo que debían mejorar).

Los que parece que ya se desconectan un poco de la temporada son Brooklyn, como era obvio, y Philadelphia. El descanso forzado de Ben Simmons -y esperando al de Embiid- es otra señal de que habrá que esperar un poco más para ver a los 76ers a tope. También lo hace Phoenix, que no recicla lo que adquirió hace unos días e irá a renovarse otra vez en verano.

Y lo que está por ver son los casos de Charlotte, Milwaukee y Dallas. Son equipos que están reforzándose con agentes libres para completar convocatorias pese a que están cerca del corte de playoffs en los tres casos, algo que suena poco menos que a contradicción.


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