Serge Ibaka o cómo aprovechar un verano

Sea cuando sea que la NBA vuelva a encender motores, Serge Ibaka estará en una posición de privilegio, preparado para dar un paso enorme hacia delante; y todo gracias a una más que interesante “escuela de verano”.

Mientras la gran mayoría de jugadores de la NBA de Estados Unidos se han visto relegados a matar el tiempo que dura el lockout mostrando sus habilidades en partidos de poca intensidad y demasiado espectáculo, Ibaka, el power forward de los Thunder de Oklahoma City, está entrenando con y jugando para uno de las selecciones más fuertes en uno de los mejores torneos que se celebran por el globo.

Ibaka, que jugó para el Ricoh Manresa de la Liga ACB justo antes de cruzar el charco hacia el profesionalismo americano en la temporada 2009-10, se convirtió en ciudadano español el pasado mes de Julio, permitiéndole ello jugar estos días el EuroBasket de Lituania, una experiencia de alto nivel internacional que no va a hacer más que acelerar el ya empezado proceso de maduración de uno de los jugadores más talentosamente precoces de la Liga. Ibaka, con tan solo 21 años, lideró la pasada campaña la NBA con un total de 198 tapones, acabando en tercer lugar en lo que a tapones por partido se refiere (2.4).

Tales logros son más que impresionantes, y no solo para un jugador de su edad, sino más por el mero hecho del gran número de jugadores de élite que ocupan la posición de power forward en la NBA estos días. Y es que Ibaka floreció como cuatro tras la adquisición por parte de Oklahoma City de Kendrick Perkins a última hora del trade deadline del pasado mes de Febrero. La presencia de Perkins permitió desde entonces a Ibaka desprenderse de la tediosa dureza que representa en la Liga tener que defender al center rival en el poste, y aprovechar así mejor su principal activo de juego, sus condiciones atléticas, en el ala-pívot.

Los números no engañan: en los últimos 24 partidos de temporada regular de los Thunder, que Ibaka empezó siempre como power forward titular, el recién nacionalizado español promedió 11.4 puntos, 8.4 rebotes y 3.3 tapones por partido, superando ampliamente sus registros de los primeros 58 (9.2, 7.2 y 2.0, respectivamente). Y lo que es mejor, tal mejora llevó a OKC a llevarse 19 de esas posibles 24 victorias, llegando Ibaka a su cénit cuando los Thunder se enfrentaron a los Nuggets en la primera ronda de post-temporada, en cuyo Game 5 Ibaka se convirtió en el primer jugador de la NBA desde 1991 capaz de taponar 9 tiros en un partido de Playoffs, a tan solo uno del récord de siempre.

Sin embargo la inexperiencia de Ibaka salió a la luz ante Zach Randolph en la segunda ronda y Dirk Nowitzki en las Finales de Conferencia, en cuyas series que acumuló un -33 de valoración cuando venía de un +8 en su serie contra Denver.

Aún así, nada de lo que avergonzarse en cómo Ibaka jugó en esas dos últimas series. La posición de power-forward incluye quizá a más grandes jugadores que cualquier otra. Encontramos a Rookies del Año (Stoudemire, Griffin), Most Improved Players (Love), All-Stars, campeones de la NBA (Gasol, Garnett) y MVP’s de las Finales (Duncan, Nowitzki). Cada noche, en cada partido, cada jugador es una gran oportunidad para Ibaka de aprender algo de los más buenos en esto. Dicho lo cual, ninguno de este prestigioso grupo de privilegiadas estrellas de la NBA lideró jamás la Liga en tapones totales.

Ibaka juega con la misma intensidad con la que lo pueda hacer Kevin Garnett, emuló a Tim Duncan cuando taponó el mate de Nené Hilario en el Game 5 de los pasados Playoffs, iguala en condiciones físicas a Blake Griffin (para los despistados, repasar el pasado Concurso de Mates aquí ayudará) y, aunque no tiene la precisión de movimientos ni en el tiro de Nowitzki, ni el juego de pies de Pau Gasol, ni tampoco acaba las jugadas con la ferocidad con la que lo hace Amar’e Stoudemire, los Thunder no necesitan de él tal abanico de recursos ofensivos, pues cuentan con el mejor anotador de la NBA (Durant) por un lado, y un exquisito talento ofensivo en la posición de point-guard (Westbrook) por el otro.

Lo que Oklahoma City necesita es exactamente lo que Ibaka puede proporcionar. Algo esencial en el arquetipo de power-forward: fuerza, agallas e intimidación. En una Liga en la que los bases se mueven como protones en un acelerador de partículas, Ibaka es el último escollo al que superar en la defensa de los Thunder. O, gracias a su rapidez de piernas, muchas veces, el primero.

En dos temporadas en la NBA, defensa y energía han sido sus bazas principales de juego. Por eso ha hecho famoso Ibaka su nombre en Estados Unidos, o hasta su apodo (“I-blocka” o “Air Congo”). Puede volar y volar alto, pero Serge Ibaka tiene la entidad y la actitud como jugador para convertirse en una de las piedras angulares de Oklahoma City Thunder, algún día campeones de la NBA.

Con la selección española este verano en Lituania, Ibaka no tan solo tiene la oportunidad de colgarse una de las medallas más prestigiosas del baloncesto mundial, sino que también puede reemplazar en pista a Gasol y estudiar atentamente de éste el excelso repertorio de movimientos ofensivos del dos veces campeón del anillo.

Como hicieran Durant y Westbrook en el verano de 2010 durante el Mundial de Turquía, Ibaka va a llevarse de vuelta a Oklahoma City una inmejorable experiencia que puede ayudar definitivamente a los Thunder a convertir su hasta ahora Big Two en una nueva y mejorada versión del Big Three. Lo que, bien pensado, es un buen trabajo de verano ahora que el lockout lo tiene todo parado.


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