Spurs: el anillo es posible

Los San Antonio Spurs no son unos desconocidos para el Larry O’Brien Trophy. A pesar de que ya son cuatro las banderas de campeones que cuelgan en el techo del AT&T Center (1999, 2003, 2005 y 2007), los Spurs llegaron a esta acortada temporada 2011-12 con pocas expectativas.

Y es que en el Western, un puñado de equipos parecían al inicio de la campaña mejor preparados para emerger y ser el centro de atención.

Los Mavs venían de su primer anillo de campeones. A la siempre amenazante presencia de los Lakers, se les unía esta temporada el nuevo potencial de su hasta entonces vecino pobre, los Clippers. Y por supuesto los Thunder, cuya trayectoria reciente parecía garantizar que éste era ya el año de dar el paso definitivo hasta las Finales.

Eso creíamos todos. Pero con la temporada regular ya finalizada, resulta que son de nuevo los viejos Spurs los que la terminan con el mejor record de la Conferencia Oeste, tras otra lección de inadvertibilidad y gestión de minutos de Gregg Popovich y los suyos, legítimos candidatos ahora a colgar la bandera número cinco del techo del Alamo a finales del próximo mes de junio.

¿Qué si los Spurs pueden ganar el anillo esta temporada?. Hay otras tantas, pero cinco principales razones responden afirmativamente a la pregunta:

Una regular season más corta: Una reducción de 16 partidos por franquicia de temporada regular era imprescindible si se quería acabar la temporada con tiempo suficiente para que la USA Basketball pudiera preparar los Juegos Olímpicos de Londres con garantías de éxito.

Con un núcleo de jugadores tan veterano como el de San Antonio (Tim Duncan, Manu Ginobili y Tony Parker), Gregg Popovich se vió forzado a sacar sus más creativas artes malabares para ser capaz de gestionar de forma eficiente (victorias/descanso de sus principales jugadores) un calendario tan comprimido, que incluía semanas de cuatro y hasta cinco partidos.

Sin embargo, la lesión que Ginobili sufrió al inicio de este curso dio una tregua física ahora vital al argentino, al tiempo que permitió una oportunidad a los jóvenes jugadores de rotación de dar un paso adelante. Y vaya si lo han dado. Popovich, maestro supremo en la gestión de una plantilla, por su parte, se vió obligado a “jugar” con su alineación seguramente más de lo que originariamente tenía pensado, con la premisa de anular todo lo que fuera posible la fatiga mientras la temporada avanzaba.

El resultado final de tal operación ha sido óptimo: el primer lugar del durísimo Western por un lado, y el roster entero preparado físicamente para afrontar la primera ronda de los Playoffs y más allá, por el otro.

Ventaja de campo: No hace falta argumentar la importancia de las victorias en casa durante todo el año pero, especialmente, durante la post-temporada. En ese aspecto, Spurs y Heat comparten el mejor registro en casa de la competición regular (28-5).

La ventaja de campo será particularmente vital este año en San Antonio para preservar lo máximo posible las veteranas piernas de los jugadores clave del equipo. Ayudaría, y mucho, tomar el control de cada serie ya desde el principio, en casa, para así no tener que jugar con demasiada presión (léase, minutos en pista de su Big Three) a domicilio.

De realmente conseguir un muy alto porcentaje de victorias en casa en esta post-temporada, los Spurs son una apuesta firme a llegar a las Finales de Conferencia. Y por lo apasionados de sus fans no será.

El año pasado no existe: Conseguir, de nuevo, la primera posición de la durísima Conferencia Oeste este año nos lleva a pensar inmediatamente en la temporada anterior. Para desmemoriados, en 2011 sucedió algo que tan solo había ocurrido antes tres veces en la larga historia de la NBA: el octavo clasificado de una conferencia eliminó al primero a las primeras de cambio. Memphis a, sí, San Antonio Spurs.

Los de Gregg Popovich evitan esta temporada el hueso duro de roer que son los Grizzlies en primera ronda (aunque seguramente no en la segunda), y, desengañémonos, cualquier cosa que no sea que el rival de los Spurs (Utah Jazz) gane como máximo un partido de la serie seguro que se paga a precio de oro en las casas de apuestas.

Superar así esta primera ronda eliminará fantasmas y dará confianza para lo que quede de post-temporada.

Conozco mi rol y me entrego a él: El éxito de San Antonio Spurs en los últimos 13 años se debe especialmente a cuatro personas: Gregg Popovich, Tim Duncan, Manu Ginobili y Tony Parker. Sin embargo, es del todo imposible ganar un simple partido de baloncesto (por no hablar de cuatro anillos) contando solamente con tres grandes jugadores y un todavía mejor entrenador.

Nada distinto en esta temporada 2012, pues el actual roster de los Spurs incluye hasta diez jugadores por encima de los 8,9 puntos por encuentro. Y esta lista no incluye las valiosas aportaciones de Matt Bonner desde la línea de tres, o la lucha y el rebote de Kawhi Leonard. Si hasta incluso los recién llegados Boris Diaw o Stephen Jackson (ya campeón con los Spurs en 2003) han aceptado sin rechistar tragar orgullo y un rol menor si es por el bien común.

Por no hablar de Ginobili y Duncan, que visto el nivel MVP de Tony Parker esta temporada, sonrisa, paso atrás, arrimar el hombro y convertirse en los Robin de su nuevo Batman. Ejemplar.

Saber exactamente lo que cada jugador te puede dar en cada momento es una ventaja enorme respecto al resto de candidatos al anillo, ahora que la Liga se va convirtiendo irremediablemente en una competición de súperestrella contra súperestrella. No esperemos otra cosa en estos Playoffs de los Spurs. Y es muchísimo.

Territorio conocido: Cuando de lo que se trata es de campeonatos en los últimos años, los Spurs presentan un currículo immaculado con cuatro de ellos desde 1999.

Más allá de su particular Big Three, tan solo Jackson (2003) y Bonner (2007) tienen experiencia en ganar anillos con San Antonio.  Sin embargo, es la experiencia de Duncan, Ginobili y Parker en estas lides la que ha creado una cultura de la victoria en la franquicia de Texas envidiada por la gran mayoría de franquicias NBA.

Ganar un nuevo anillo (el quinto de una ya fantástica generación) sería ponerle un lazo dorado al regalo que el equipo de Popovich lleva entregándonos cada temporada.


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