Arron Afflalo, veterano en rebeldía

¿Sacramento? ¿Problemas? DeMarcus Cousins, claro, quién sino iba a se… pues no. Esta vez no.

No es DeMarcus el foco del lío en esta ocasión. Y tampoco se trata del israelí Omri Casspi, a quién el equipo le concedió permiso para buscarse una salida. En este capítulo tratamos con un nombre y hombre poco ligado habitualmente a temas polémicos. Pues por lo general, Arron Afflalo siempre ha sido un escolta cumplidor, en todos los sentidos.

De hecho, cuando vi que en verano fichaba por los Kings pensé: «Bien, un jugador sólido, serio y veterano; justo lo que los Kings necesitan». Tras la llegada de Joerger al banquillo, se extendía mi sensación de disciplina en la cancha con la presencia del ‘2’.

Pero por ahora, su impacto no ha pasado de discreto. De tan discreto últimamente que en dos de los tres últimos partidos, se quedó con el cartel de DNP (Did not play. No jugó).

De los 27 partidos que llevan los Kings esta temporada, Afflalo se ha quitado el pantalón largo en 23, con un promedio de 23,4 minutos, que se traduce en 7,3 puntos, 2,2 rebotes y 1 asistencia. Pobres no, paupérrimos números para el guard de 31 años que el curso pasado en New York se mantuvo en los 12,8 tantos/noche.

Y aquí llega la mecha de la Goma-2. Según fuentes de Carmichael Dave, de KHTK Sports 1140, el papel cada vez menos relevante en la rotación de Joerger, no le ha sentado demasiado bien. Tras jugar los minutos de la basura en Utah y con sólo ocho minutos en las fases importantes ante Houston, se negó a entrar al parqué en el tramo final. Desafío lanzado.

De Guatemala a Guatepeor

Afflalo esgrimió dos razones para abandonar la Big Apple. Una económica y otra deportiva. La primera la mejoró —25 millones en dos años— y la deportiva, por ahora en este 1/4 liguero, no hace más que empeorar. Ser un escudero venido a menos de Carmelo Anthony no era suficiente para este trotamundos de la NBA —seis equipos en diez años—.

En Sacramento le prometieron ese rol importante que pedía, detrás obviamente de Cousins pero a la altura por ejemplo de un segundo espada como Rudy Gay. No está resultando así; pero no por decreto, sino porque no hay reciprocidad. Pues no ha sido sino su escaso rendimiento el que le ha ido empujando a la parte trasera de la rotación en favor de sus rivales por el puesto, Ben McLemore y Garret Temple.

Y para colmo, a pesar de un balance aceptable (10-17), derrota por paliza ante Dallas, los colistas del Oeste. Le crecen los enanos a Divac incluso en tierra estéril.


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