El entrenador del Este en el próximo All-Star quedaba decidido si se cumplía uno de dos escenarios: derrota de los Raptors en Orlando, o victoria de los Celtics en casa ante los Lakers. Y ambos ocurrieron. Brad Stevens, técnico de Boston, dirigirá por primera vez un All-Star tras quedar ya matemáticamente por encima de Dwane Casey (Toronto) en la fecha límite del 5 de febrero.
Stevens vs. Kerr
El equipo verde será segundo del Este de forma confirmada en ese día. El líder actual, Cleveland, no puede llevar a su entrenador al All-Star ya que Tyronn Lue participó en la edición de 2016. Esta regla de no permitir que un mismo técnico pueda entrenar en años consecutivos se aplica se conoce como la «Regla Pat Riley». El dominio de los Lakers en el Oeste provocó que Riley acabara entrenando en 9 ocasiones seguidas (desde 1982 a 1990) en All-Star, algo que la NBA quiso evitar.
En el lado contrario, Brad Stevens tendrá a Steve Kerr, entrenador de Golden State. Será la tercera vez, tras las ediciones de 1965 y 1976, en las que Celtics y Warriors llevarán a sus entrenadores al All-Star. En ambas ocasiones, curiosamente, el Este acabó imponiéndose, y Boston acabaria la temporada con el campeonato NBA, mientras que el equipo californiano se quedaba fuera de las Finales en ambas ocasiones.
Premio a la progresión
Más allá de la anécdota histórica, la presencia de Stevens en el All-Star sirve como premio a una bien llevada reconstrucción que ha devuelto a los Celtics a la élite de su Conferencia tras cerrar de forma definitiva la era del «Big Three» que les llevó al título de 2008. Aún recogiendo los frutos del traspaso que envió a Paul Pierce y a Kevin Garnett a Brooklyn (tendrán la valiosa primera ronda de los Nets en el próximo draft) todo indica que la progresión de Boston no ha terminado todavía.