Sin duda, el futuro de Carmelo Anthony fue uno de los culebrones del verano en la NBA. Uno de los jugadores más cotizados del mundo del baloncesto se plantaba en la agencia libre con toda una fila de pretendientes. El dudoso futuro de la franquicia de sus amores, en la que venía jugando, a pesar de la llegada de Phil Jackson, hizo que le salieran novias por todos los frentes. Sin embargo, Carmelo al final se dejó guiar por el corazón —y por el bolsillo— para volver a firmar por el conjunto de la Gran Manzana con un proyecto a medio plazo.
Hasta que se estampó la firma del nuevo contrato, uno de los posibles destinos que sonó con mayor fuerza fue el los Chicago Bulls. El retorno saludable de Derrick Rose presagiaba un tándem demoledor en la Ciudad del Viento. Sin embargo, tal sueño no se cumplió. Los Bulls terminaron firmando a Gasol como su segunda espada y ahora Anthony, con sus Knicks, visita este jueves el que pudo haber sido su equipo por primera vez esta temporada.
«Lo que está hecho está hecho, es algo en lo que ya no pienso más«, decía Anthony al medio SNY.tv tras el entrenamiento de ayer. «Eso (la posible firma con los Bulls) está en el pasado para mí. Es una situación con la que tuve que lidiar al término de la temporada. Es una situación en la que ni siquiera pienso. Si empiezo a preguntarme ‘¿qué hubiera pasado si…?’ no sería lo correcto», zanjó el alero.
Lejos de los Playoffs
Las sensaciones y la situación en la tabla de los Knicks en este momento no son ni mucho menos las soñadas. Con un balance negativo de 5-22 y a cinco victorias del octavo puesto, que ocupan sus vecinos de Brooklyn, que da acceso a los Playoffs, Melo prefiere no pensar en qué sería de él en unos Bulls que avanzan con paso firme (15-9), y se muestra optimista: «Trato de no pensar en lo que va a ocurrir cuando aun quedan casi 50 partidos para que termine la temporada regular, por lo tanto pensar en qué puede ocurrir el próximo curso es algo que ni me planteo ahora«.