Durante la victoria que los Celtics consiguieron de manera contundente ante los Knicks por 115-87 hubo cierto episodio que merece la pena destacar. Primero porque no suele ser habitual en él; y dos, porque viene cargado de cierta polémica por rencillas anteriores.
En el segundo cuarto del partido, la frustración que tenía en el cuerpo Carmelo Anthony provocó que acabase siendo expulsado después de recibir dos técnicas de manera consecutiva. ¿Por qué? Por no parar de discutir con los árbitros tras una acción con Amir Johnson en la que los jueces de la contienda habían señalado previamente una falta en contra de Anthony. Esa fue la gota que colmó el vaso para el jugador.
El alero se fue rápido al vestuario y tras el encuentro evitó hablar con los medios de comunicación, seguramente para no irse demasiado de la lengua y decir alguna cosa que le supusiera una sanción económica por parte de la NBA.
Un árbitro de malos recuerdos
El árbitro del encuentro era Tony Brothers ya tuvo un enfrentamiento con Anthony durante un partido de la semana pasada ante los Pistons, y esa rémora después fue utilizada por la mujer del jugador de los Knicks para atacar a Brothers en Twitter.
«Brothers odia a Melo. Es personal. Siempre lo es», rezaba el tuit de La La, esposa de Anthony.
El árbitro, mucho más comedido a la hora de valorar lo sucedido, dijo simplemente que había tenido que expulsarle por «lenguaje inapropiado» y negó que tuviera algo en contra del jugador.
¿Injusto?
Derrick Rose sí valoró la expulsión. Para el base de los neoyorkinos la segunda técnica no debió haberse producido puesto que Carmelo ahí ya había moderado su comportamiento y el árbitro debió haber tenido más mano izquierda.
«La segunda técnica no la vimos venir. No creo que él se la mereciera. Carmelo siguió hablando, pero en voz muy baja. No entiendo qué ha pasado, pero supongo que ya tenían alguna historia anterior o algo y él se habría cansado», puntualizó Rose.
Sólo por añadir un dato más, se trata de la primera expulsión de Carmelo desde diciembre de 2012 frente a Chicago. Antes de esa, había visto el camino de los vestuarios de manera precipitada en otras siete ocasiones.