El calendario NBA ha sido especialmente cruel en los últimos partidos con Dallas. El equipo de Rick Carlisle ha tenido que enfrentarse esta semana a tres aspirantes al título como Spurs, Clippers y Cavaliers. Todo en el peor arranque de temporada en más de dos décadas. Los Cavaliers, un bloque ya construido y acoplado en busca de su segundo campeonato consecutivo, no tuvo piedad de los Mavericks para ganar por un rotundo 128-90 que mostró a la perfección la diferencia actual entre ambos proyectos.
Temprana sentencia
Passes on point in @KingJames' 1,000th career game. 👑#StriveForGreatness https://t.co/rvG7aycaK1
— Cleveland Cavaliers (@cavs) November 26, 2016
Dallas tuvo la buena noticia de recuperar a Deron Williams, su base titular, pudiendo jugar con el quinteto inicial «de gala» por primera vez desde el 2 de noviembre. Pero la imperfecta salud de algunos jugadores claves y la falta de ritmo no permite demasiadas alegrías, especialmente ante Cleveland. Pese a la baja de Channing Frye, ausente por su tragedia familiar, un brutal arranque de primer cuarto dejó el duelo sentenciado muy pronto con un parcial de 36-16.
Kyrie Irving se bastó en los 12 primeros minutos para romper el partido. El base anotó 19 de sus 25 puntos en el cuarto inicial, sin fallo alguno y con un 4/4 en triples. Sin reacción posible de Dallas, Kevin Love (27 puntos, 10 rebotes y 3 robos) remataba a la pobre defensa tejana dos días después de su histórico partido ante Portland, todo bajo la dirección de un LeBron James (19 puntos, 11 asistencias y 5 rebotes en su 1000º partido de temporada regular) capaz de controlar el partido sin forzar en exceso la máquina.
En plena forma
You can never have too many touchdowns. #DefendTheLand https://t.co/tfOr1102RE
— Cleveland Cavaliers (@cavs) November 26, 2016
La escasa resistencia de Dallas, pese a los 15 puntos de Dirk Nowitzki en su segundo partido tras recuperarse de su lesión de Aquiles, quedó en evidencia en una primera mitad que terminó con marcador de escándalo: 72-38. Solo en el último cuarto, ya con las estrellas de ambos equipos descansando en el banquillo para batallas con más éxitos en juego, los Mavericks pudieron controlar la hemorragia con buenos minutos basura de Justin Anderson y Dwight Powell ante la tercera unidad de los Cavs.
Cleveland, tras sumar su tercera victoria consecutiva, afrontará ahora cinco de sus seis próximos partidos a domicilio, con su único partido en casa ante una potencia del Oeste como los Clippers. Gracias a sus estrellas, incluyendo a un Kevin Love que está firmando quizás su mejor semana desde su llegada al equipo, los Cavs siguen dominando el Este con un balance de 12-2. Por contra, los Mavs siguen anclados al último puesto de la liga con 2-13.