Los partidos de pretemporada se cerraron este viernes en la NBA, ya con la mirada puesta en el inicio de la temporada regular. Los últimos dos equipos que estuvieron en cancha fueron Golden State y Portland, quienes se enfrentaron en el Oracle Arena recordando las semifinales del Oeste de la pasada campaña. Y en ese escenario, dos jugadores con etiqueta de MVP, Stephen Curry y Kevin Durant, dejaron el aviso más fuerte de lo que puede esperar al resto de equipos en la NBA, deslumbrando e ilusionando a la afición del Oracle Arena para su última victoria de la pretemporada ante los Blazers por 107-96.
Portland mostró en el primer cuarto una espléndida imagen para un equipo que aspira a dar otro paso adelante en la próxima campaña. La pareja Damian Lillard-C.J. McCollum hizo daño en la ofensiva y Mason Plumlee dominó la pintura de Golden State. Pero Stephen Curry primero, y Kevin Durant después respondieron a lo grande. La primera mitad del base fue antológica, recordando al jugador de fantasía de la última temporada regular. 28 puntos (de 35 totales) y un 6/9 en triples (8/13 al final del partido) fue su balance al descanso para empezar a darle la vuelta al duelo.
La explosión de KD
Y en el tercer cuarto, Kevin Durant tomó el testigo con autoridad. El fichaje más lustroso del verano dejó su mejor actuación hasta ahora, jugando en ocasiones de pívot, algo inédito con Oklahoma City pero posible tendencia en Golden State. «Todo es una opción», respondió Steve Kerr cuando le preguntaron tras el partido sobre si la opción de color a Durant de pívot la seguirá utilizando durante la temporada.
Eso sí, su poder anotador se mostró especialmente desde fuera del arco, con libertad absoluta para lanzar desde cualquier parte y con máximo acierto. Al final, Durant terminó con 28 puntos, 7 rebotes, 6 asistencias y un 5/8 en triples. Pese a una floja noche de Klay Thompson (9 puntos con un 1/8 en triples), Golden State solo necesitó a dos estrellas a pleno rendimiento para ganar con claridad.
Los Warriors terminaron la pretemporada con el mejor balance de la liga, 6-1. Su única derrota, ante Toronto, fue precisamente en el partido que abrió la fase de preparación en la NBA. Desde entonces, se han mantenido invictos. Algo simbólico (ningún equipo disputa todos sus partidos a pleno rendimiento), pero que permite al vigente subcampeón entrar con la motivación alta en una temporada regular que se abrirá el próximo martes recibiendo a otro de los candidatos del Oeste, San Antonio.