Los Pistons se dieron un respiro de su mal momento de forma (tres derrotas seguidas, las dos últimas por 20+ puntos) con un valioso triunfo en Los Angeles. Los Lakers pagaron el mal partido de jugadores como Julius Randle y Nick Young con una derrota por 97-102. Eso sí, Detroit tuvo la ayuda de 7 puntos logrados en el siempre complicado trámite de cerrar un cuarto. En los tres primeros, los Pistons se las ingeniaron para anotar en cada bocinazo, incluyendo una canasta imposible de Andre Drummond desde su propia cancha.
Magia por partida triple
Antes, un mate de Tobias Harris (23 puntos y 7 rebotes) había cerrado el primer cuarto con un mate al contraataque que reducía la ventaja inicial de los Lakers solo a 8 puntos. Esto animó a unos Pistons que empezaron faltos de chispa el duelo en Los Angeles. D’Angelo Russell (20 puntos) guiaba en los primeros minutos a unos Lakers que acabarían de más a menos.
La segunda canasta sobre la bocina para cerrar el cuarto fue la más espectacular y relativamente imprevisible. D’Angelo Russell vio interceptado su pase de quarterback por Marcus Morris y Andre Drummond. El pívot se quedaba con el balón desde su propia línea de tres puntos, y lanzaba un tiro a la desesperada que acabaría entrando en el aro angelino ante su mezcla de alegría e incredulidad. Irónicamente, Drummond tiene un magnífico 4/7 en su carrera NBA desde detrás de medio campo. Un 57,1% que mejora su paupérrimo 38,7% en tiros libres.
La última de las canastas fue de Ish Smith, quien anotaba desde media distancia para cerrar el tercer cuarto. Los Pistons acabaron llevándose el partido gracias a un final más acertado pese a los 26 puntos de Lou Williams por los Lakers. A la vez, esos 7 puntos extra logrados sobre la bocina fueron un valioso botín para asegurar la victoria.