Draymond Green destroza a unos frágiles Cavs

Los dos partidos en Oakland para abrir las Finales NBA han acabado siendo exageradamente monocromáticos. El amarillo de los Warriors ha dominado con suficiencia ante Cleveland, un equipo romo en ataque, demasiado dependiente de las estampidas de un sobreexigido LeBron James, y absolutamente descentrado en defensa.

De nuevo, los vigentes campeones tuvieron suficientes armas para no necesitar un monstruoso partido de Stephen Curry o Klay Thompson como en otros duelos. Eso sí, se encontraron con un inmenso Draymond Green, libre de presiones y de las dudas sobre su actitud en estos Playoffs. Los 28 puntos del ala-pívot, con cinco triples, bastaron para abrir en canal la frágil defensa de unos Cavs que acabaría cayendo por un rotundo 110-77, la segunda mayor paliza desde 2008 en unas Finales.

La noche de Draymond

El principio del partido fue trabado, con dos equipos que parecieron más preocupados de romper el ritmo rival que de desarrollar uno propio. Los Cavs se topaban con un imperial Andrew Bogut en la pintura (4 tapones en el primer cuarto) y los Warriors seguían sin encontrar su toque desde fuera de la pintura. El rebote les favorecía, pero las imprecisiones en el movimiento de balón eran su perdición, permitiendo que los Cavs, pese a un 32% de acierto y un o/5 de LeBron James (eso sí, eficiente en la distribución y la defensa) llegaran con ventaja tras 12 minutos, 19-21.

LeBron James aumentaba su agresividad en el segundo cuarto pero, como en el primer partido, los Cavs sufrían para cerrar la defensa. Los despistes en los emparejamientos daban a unos activos Warriors excelentes opciones de lanzamiento que esta vez no desaprovechaban. Un rotundo parcial de 20-2 abría las primeras ventajas serias a favor de Golden State, de nuevo sin necesidad de que Stephen Curry o Klay Thompson marcaran aún diferencias, siendo esta vez Draymond Green (18 puntos al descanso) el que acribillaba desde la línea de triple a Cleveland. La potencia de LeBron James, el único jugador que entraba con peligro en la pintura rival, maquillaba algo el resultado, pero al descanso  Golden State dominaba por 8 puntos.

Caballeros sin espada

Los problemas de faltas empezaban a acosar a Stephen Curry, quien se marchaba pronto al banquillo al iniciar el tercer cuarto tras cometer su 4ª personal. Pero los Cavaliers seguían sin encontrar alternativas. En el equipo que más gasta en sueldos de toda la NBA, el segundo mejor jugador estaba siendo Richard Jefferson, quien cobra el mínimo salarial. Kevin Love se marchaba al vestuario, afectado por un golpe en la cabeza recibido antes del descanso, y Kyrie Irving no era un factor positivo para los Cavs. La gran noche de Draymond Green castigaba con saña en el otro lado. Un brutal 68,8% de acierto en el tercer cuarto rompía de forma definitiva el partido.

Con Love fuera de combate con síntomas de conmoción cerebral, los Cavs probaron a jugar a la vez con dos interiores como Tristan Thompson y Timofey Mozgov. El experimento fue aún peor, perdiendo velocidad sin marcar diferencias en la pintura. La desventaja adquiría dimensiones de escándalo, con LeBron James sin necesidad de salir en el último cuarto y con los titulares de los Warriors descansando durante más de la mitad del periodo. Tras los protocolarios minutos basura, la diferencia acabó siendo de 33 puntos.

Premio para el mejor arsenal

Cleveland regresará ahora a casa con la dudas dudas sobre la disponibilidad de Kevin Love y la necesidad de hacer profundas reformas en su planteamiento. De lo contrario, los Warriors podrían regresar a casa con la única misión de celebrar su segundo campeonato consecutivo.

Los 28 puntos en menos de 34 minutos de Draymond Green fueron demoledores, permitiendo un partido más relajado para Stephen Curry (18 puntos) y Klay Thompson (17), quienes mejoraron su actuación del primer partido pero pudieron reservar pólvora para futuros duelos. Mención especial para un Andrew Bogut que, en menos de 15 minutos jugados, acabaría con 5 tapones, y para un Leandrinho Barbosa de nuevo letal en su rol de microondas con 10 puntos (5/7) en 17 minutos. Por los Cavs, los 19 puntos, 9 rebotes y 8 asistencias de LeBron James quedaron oscurecidos por sus 7 pérdidas y por la falta de ayuda de sus compañeros, con solo Richard Jefferson (12 puntos) y Kyrie Irving (10) alcanzando los dobles dígitos.

Los datos de la jornada

Inicio históricamente desequilibrado. Los dos primeros partidos de estas Finales han acabado con claro dominio de Golden State. Los 48 puntos totales de diferencia ante Cleveland de los Game 1 Game 2 es la máxima de la historia de las Finales NBA para abrir la serie entre los dos participantes. Además, los Warriors son el tercer equipo de la historia que gana los dos primeros partidos de las Finales por al menos 15 puntos de diferencia, tras Rochester en 1951 y San Antonio en 2005. Irónicamente, tanto los Royals como los Spurs necesitaron después llegar al séptimo partido para ganar el campeonato ante Knicks y Pistons, respectivamente.

En el lado malo de la paliza: La paliza de los Warriors ante Cleveland, 110-77, fue la segunda más dolorosa desde 2008. Los 33 puntos de diferencia solo fueron superados por el 113-77 con el que San Antonio se impuso con claridad a Miami en el tercer partido de las Finales de 2013. En ambos casos, LeBron James estuvo en el equipo perdedor. Eso sí, en aquellas Finales sus Heat se rehicieron y acabaron ganando el campeonato en el decisivo Game 7 de la eliminatoria.

El otro dúo mágico de Golden State: No fueron tan determinantes como en el primer partido, pero la superioridad del banquillo de los Warriors sigue representada en Shaun Livingston y Leandro Barbosa. Solo han jugado 19 minutos juntos en estas Finales, pero su presencia ha sido letal. La diferencia entre Cavs y Warriors con los dos exteriores reservas en cancha ha sido de 27 puntos (49-22). Si extrapolamos estos números a 48 minutos, los Warriors dominarían de más de 68 puntos a Cleveland en un partido completo.

 


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