Draymond Green, a muerte con su euforia

El pecador que va al confesionario con los mismos pecados una, y otra, y otra vez. Muchos ‘perdones’ y poco propósito de enmienda. Así es la historia de Draymond Green, con el añadido de que en la suya, además apenas existe tampoco el arrepentimiento.

Esta vez no se trata de piernas voladoras. En esta ocasión el problema no es físico, sino emocional. El carácter de Green, que es algo más intenso de lo que el reglamento estima. También puede ser que el reglamento o, mejor dicho, los que lo aplican, se hayan vuelto algo tiquismiquis últimamente.

Sucedió en la soberana paliza sufrida en casa por los Warriors a mano de su máximo rival del Oeste, los Spurs. Los locales perdían de 12 y Green culminó un contraataque con un feroz mate, a lo que sucedió una, por llamarla de algún modo, «intensa celebración». Un grito de guerra, vamos, algo clásico, reivindicando el macho alfa que todo NBA de cuna yanqui lleva dentro.

https://www.youtube.com/watch?v=S79SQZZsEfk

Esencia antirreglamentaria

No sabemos si a parte del alarido hubo algo más. Palabras inapropiadas que escaparan a las cámaras, quizás. El caso es que la celebración pos-mate no gustó a los árbitros, y hubo técnica a Green. Y tras la derrota, en rueda de prensa, el jugador reflexionaba así. «La próxima vez que haga un mate voy a gritar igual. Quiero decir, es algo universal. Voy a continuar siendo yo, ocurra lo que ocurra».

Con esta predisposición ante el status quo, sólo he de decir una cosa. DeMarcus Cousins, señor de los rebotes (no de los que se capturan): tienes competencia. Hay rival para ser el rey de las técnicas esta temporada.

 


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