Hornacek rehusa usar a Porzingis de ‘5’ habitual

El small ball, que lo enturbia todo.

Kristaps Porzingis — momento porzingismaniacs— está demostrando ser un jugador terriblemente versátil; un peligro para el rival en cualquier zona de la cancha en la que opere. Eso, en la época del small ball naciente, un esquema en el que predominan los bajitos y si acaso un único hombre grande, crea un problema adicional a los entrenadores. Cuánto y cómo recurrir a este sistema.

Porzingis es un ‘4’. Un cuatro además de los contemporáneos, de aquellos que no sienten pavor al arco de tres. Podríamos decir sin mayores apuros que es, junto con Ryan Anderson y Kevin Love, el ala-pívot más virtuoso del momento desde 7,25

—Por afinar, me he ido a HoopSstat para verificar este percepción con datos. De lejos, los tres que más tiran a canasta y con mayor eficiencia. Love (41,2% y 6,4 intentos), Anderson (39,8% y 6,5 intentos) y Porzingis (39,5% y 5,4 intentos). Sólo Ibaka, con su 42,2%, podríamos tenerlo también en consideración por su número suficiente de lanzamientos de tres por partido (3,4)—.

Pues lo dicho. El letón es un arma más que amenazante de tres puntos, pero tampoco se turba a la hora de postear, cortar, penetrar y taponar. De hecho es ya el máximo taponador del equipo —recordemos los siete pinchos de merluza el otro día ante los Lakers—. En las carencias y cosas por mejorar, su capacidad reboteadora y el juego sucio al poste; esa rudeza bajo los aros donde sí a menudo, se está viendo superado por otros big men más fuertes y con menos miramientos que él.

Un recurso puntual

Un quinteto formado por Jennings, Rose, Lee, Carmelo y Porzingis suena muy entusiasta. Una máquina de correr y un martillo pilón y complementario en la ofensiva. Sólo que el coach, Jeff Hornacek, no quiere acomodarse demasiado en estos lares.

«Es una opción a la que hemos recurrido en ocasiones», ha explicado el entrenador de los New York Knicks a Stefan Bondy, del New York Daily News. «A veces funciona, y otras veces no ha ido tan bien. Así que queremos [necesitamos] también a los jugadores grandes. Cuando no contamos con estos chicos protegiendo el aro, a menudo no nos ha ido demasiado bien. Y eso da lugar a que los muchachos del perímetro tengan que poner un mayor énfasis en parar la penetración [del rival]».

Con esto, el técnico knickerbocker hace hincapié en que esto es una balanza, y en que forzar al europeo a jugar de ‘5’ puede ser, a largo plazo, contraproducente, ya que se pierde el factor win&win. «KP puede taponar tiros de vez en cuando, pero entonces su hombre [su marca] estaría haciendo cosas en su lado débil. Así que creo que en el largo plazo somos mejores teniendo a dos hombres grandes en pista —KP y algún otro pívot especialista defensivo.—».

«Sus» pívots

Los tiene, y rescata sus nombres. «Tenemos a tres centers muy capaces en Jo [Noah], Kyle [O’Quinn] y Willy [Hernangómez], quiénes jugaron muy bien en Denver, así que si colocamos a Kristaps de ‘5’, perderíamos lo conseguido en esos minutos.

El ex técnico de los Suns está haciendo una notable labor de rotación. En la pintura está encontrando minutos para casi todos.

Exceptuando al funcionario de concesión sospechosa —Marshall Plumlee—, el resto de interiores se defiende en minutos. El letón copa la lista claramente con 34,6 minutos por partido. De hecho es el jugador con más carga de minutos de todo el equipo. Noah, a pesar de su bajo rendimiento, no sufre en oportunidades, con 21,5 minutos cada noche (titularidad incluida). O’Quinn, cada semana mejor, 15,2 minutos por encuentro, y por último el español, que también progresa adecuadamente y dispone 13,9 minutos por encuentro de media para demostrarlo.

Así y por lo tanto, larga vida al ala-pívot Kristaps Porzingis en el Madison.


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