Los dos hombros, las dos rodillas, su pie derecho, su mano derecha, un dedo de la mano izquierda, la cara… No es una canción de King África, es la lista de lesiones que han obligado a Kyrie Irving a perderse, de media, 14 partidos de temporada regular por año desde que debutó en la NBA.
El año pasado tanto el pie como la rodilla le arruinaron su primera experiencia en los Playoffs, perdiéndose gran parte de las Finales contra Golden State Warriors. El base ha decidido que es hora de intentar poner remedio a sus problemas y ha asegurado que intentará penetrar menos a canasta la próxima temporada.
«No voy a dejar de intentar entrar a canasta. No quiero estar lejos, pero no tengo que hacerlo siempre, especialmente con los pívots y ala-pívots que tenemos«, comentaba Irving en el Media Day. «Es una forma de mejorar a la hora de evitar lesiones entrando a canasta y cayendo al suelo. Pero me encanta anotar entre los hombres altos».
Y es que el base de Cleveland Cavaliers es uno de los mejores del mundo a la hora de penetrar y finalizar en la zona con más tráfico de la cancha. No renunciará a ello pero, a tenor de sus palabras, intentará no abusar de ese recurso y delegar en sus compañeros interiores en pos de reducir su alto número de lesiones.