Los Houston Rockets han estado tratando de imitar el modelo de los Miami Heat durante las dos últimas temporadas. Es decir, formar un equipo que lograra reunir a tres estrellas.
Durante años, Daryl Morey, general manager de los tejanos, ha configurado un equipo competitivo que estaba en busca de varias superestrellas que pudieran liderarlo. Adquirió a James Harden hace un par de años, y a éste le siguió la firma de Dwight Howard el verano pasado.
En esta ocasión, Morey estaba en la búsqueda de ese tercer All-Star que completara el triunvirato pero ninguno de los intentos de negociación, que involucraron a jugadores como Chris Bosh o Carmelo Anthony, llegaron a buen puerto.
Lo que sí ha llegado a Houston ha sido la percepción de que Morey trata a los jugadores más como mercancía que como jugadores, y entrevistas concedidas por sus hombres franquicia no han ayudado mucho precisamente.
Demasiada confianza
En declaraciones recogidas por NBCSports, James Harden, quien actualmente se encuentra de vacaciones en Filipinas, ha dicho que «Dwight (Howard) y yo somos las piedras angulares de los Rockets», y ha añadido, «el resto de los chicos son piezas que completan nuestro equipo. Hemos perdido algunos jugadores y añadido otros. Creo que vamos a estar bien la próxima temporada».
Esto se une a las palabras que tuvo Howard respecto a la marcha de Chandler Parsons donde aseguró que «no les iba a afectar en absoluto».
La cuestión es ver qué tal se adaptan las nuevas piezas al equipo, y ver qué tal se siente Harden jugando al lado de Trevor Ariza en lugar de Parsons y con Isaiah Canaan saliendo desde el banquillo en lugar de Jeremy Lin.