Pese a que el triple-doble de Karl-Anthony Towns y el tapón ganador de Wilson Chandler han acaparado todos los titulares acerca del partido entre Denver Nuggets y Minnesota Timberwolves, la actuación de Nikola Jokic con 16 puntos, ocho rebotes y 11 asistencias bien merece un destacado aparte. El pívot serbio de los Nuggets lleva los últimos encuentros siendo el líder indiscutible de la franquicia, acumulando dobles-dobles y siendo el principal distribuidor de juego desde el perímetro y el poste alto. Su rendimiento como pasador contra los Wolves fue absolutamente espectacular, encontrando a sus compañeros para bandejas fáciles y liderando los contragolpes con mucha efectividad.
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Jokic no es un jugador al uso. Su poca capacidad atlética le convierten en un pívot poco espectacular en una era en la que jugar por encima del aro es muy frecuente. Sin embargo, es tremendamente efectivo cerca de la canasta incluso enfrentándose a auténticas bestias de la intimidación. Es uno de los dominadores de las estadísticas de eficiencia avanzadas que se usan en la liga y la dinámica entera de su equipo cambia cuando él está en pista.
Esta es la segunda temporada de Jokic en la NBA y con 21 años de edad todo parece indicar a que será uno de los pívots que lidere la liga en el futuro junto a grandes nombres como Towns o Joel Embiid, aunque reciba bastante menos atención mediática que ellos.