Kevin Durant destroza a OKC en su reencuentro con Westbrook

Antes de su esperado primer partido ante el que fue su primer y, hasta este verano, único equipo como profesional, Kevin Durant quiso rebajar tensiones. Concedió entrevistas en las que admitía algunos errores de comunicación a la hora de dejar Oklahoma City y, especialmente, con su ex-compañero Russell Westbrook. Una mano tendida al pasado que claramente no fue aceptada, al menos por el base.

Westbrook se presentó en el Oracle Arena de Oakland con un sutil gancho a Durant, llevando un peto de fotógrafo que recordaba una de las pasiones del alero, quien a modo de ejemplo se acreditó como reportero gráfico en la pasada Superbowl para The Players’ Tribune. De forma inevitable, su atuendo fue el principal tema de conversación para calentar aún más el partido más esperado de este inicio de temporada.

Encendiendo a KD

Westbrook quiso justificar antes del partido que había visto este atuendo en un fotógrafo durante su gira española de pretemporada y le pareció suficientemente estético como para llevarlo, aunque las coincidencias eran demasiado obvias para creer en casualidades. Si Kevin Durant supo o no sobre este detalle antes del partido queda para otro momento. Pero una cosa quedó clara en Oakland, y es que no necesitaba motivación extra para tratar a su antiguo equipo como un feroz enemigo. Y si quería una chispa, fue un jugador de Oklahoma City con el que nunca llegó a coincidir el que desató su furia.

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El choque empezaba sin sorpresas destacables. Steven Adams daba buenas apariciones en la pintura para Oklahoma City mientras Russell Westbrook calentaba motores. Por Golden State, Durant anotó un triple de salida, pero los Thunder empezaba marcando diferencias, apoyándose en una buena defensa sobre los lanzadores de Golden State. Lo que parecía el remate de su buen inicio, un brutal mate del recién llegado Jerami Grant sobre Durant, acabó siendo su perdición.

La venganza

El ex-jugador de los 76ers, consciente de haberse ganado muchos corazones haciéndose un póster a costa de la persona ahora más odiada en Oklahoma City, se creció con una intimidadora mirada sobre Durant. El alero no tardó en reaccionar con un 2+1 en la siguiente jugada sobre el propio Jerami Grant, seguido por una buena dosis de «trash talking».

Era el final del Durant respetuoso con su ex-equipo y el inicio de una exhibición alimentada por una furia que pareció íntimamente personal.

La canasta de Jerami Grant puso a OKC 10 puntos por delante, 19-29. Al descanso, el marcador era de un rotundo 68-43 para Golden State. Un parcial de 49-14 en poco más de un cuarto con un nombre propio. Kevin Durant anotó 26 de los 49 puntos de los Warriors en este parcial, casi doblando la anotación total de los Thunder. El MVP de la temporada 2013-14 fue imparable en ataque, azotando a su ex-equipo tanto desde el triple como con fulgurantes entradas a canasta.

Solo un equipo en cancha

Russell Westbrook intentaba responder como podía, pero ni era su mejor noche de cara al aro (20 puntos, con un 4/15 en tiros de campo, y 10 asistencias), ni sus compañeros se elevaron ante la exhibición de Durant. Las piernas del base y del resto de Oklahoma City, tras convertirse en el único equipo invicto del Oeste, parecían flojear en su segunda noche consecutiva de partido fuera de casa (ganaron a los Clippers 24 horas antes). El entusiasta Oracle Arena entraba en éxtasis ante la exhibición de un Durant con una sed de venganza que no se sació hasta que se sentó para quedarse.

Al final, 39 puntos (igualando el récord en posesión de Stephon Marbury y Danny Ainge de más puntos contra su ex-equipo en su primer reencuentro), con un 7/11 en triples, y 7 rebotes para Kevin Durant en solo 31 minutos jugados. No hizo falta mucho más.

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Y aunque no fuera necesario, Stephen Curry, espectador privilegiado de la exhibición de Durant en la primera mitad, remataba cualquier intento de rebelión de los Thunder con otro magnífico tercer cuarto, dejando los minutos finales para los meritorios de cada equipo. Al final, rotundo 122-96 que explicaba a la perfección la diferencia entre ambos equipos, cimentada en la brutal exhibición del que fuera durante muchos años el gran referente de Oklahoma City.

Amor perdido

Al final, no hubo gestos de cariño entre Kevin Durant y sus ex-compañeros, como tampoco los hubo antes del partido. Ni siquiera hubo formales apretones de manos, habituales en virtualmente cualquier partido NBA. La mayor interacción del alero fue una discusión mantenida con Enes Kanter, mientras el pívot turco se sentaba en el banquillo. El primer asalto de la que promete ser la rivalidad más encarnizada de la temporada (sin contar un hipotético tercer combate entre Warriors y Cavaliers en unas Finales NBA) dejó un ganador claro ante un público entregado.

Si Kevin Durant quiso dejar un mensaje, fue alto y claro. Ante Oklahoma City no solo quemó los puentes que quedaban ante su ex-equipo, sino que también lo hizo con una sonrisa. Ganar era lo único importante, y lo hizo a lo grande.


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