El verano de Kevin Love no ha sido precisamente fácil.
Ya la pasada temporada señaló sus ganas de marcharse si la inercia del equipo no empezaba a ser ganadora, y ésta no lo fue. Así, sus vacaciones estivales fueron un constante reclamo para pedir una salida del equipo.
Es consciente de que esa situación no fue sencilla para él, pero tampoco lo fue para todos los aficionados de los Timberwolves, que le consideraban como el auténtico ídolo de la franquicia.
Por eso, el ala-pívot ha querido agradecer el apoyo que ha tenido por parte de ellos durante todos estos años, y también porque no hayan quemado su camiseta, acto que suele ser cada vez más común cuando una de las grandes figuras de un equipo se marcha a otro.
“Me gustaría tomarme un momento para agradecer a los aficionados de Minnesota estos seis años. Aún recuerdo estar sentado en el Madison Square Garden cuando fui drafteado en 2008, pensando lo que sería estar con los Timberwolves y poder trabajar con uno de mis ídolos, Kevin McHale”, ha explicado Love en theplayerstribune.com.
“Hay mucha gente en Minnesota que ayudó a darle forma a mi juego y a moldearme para ser el jugador que soy hoy día. El apoyo que recibí de toda la comunidad de Minnesota, incluso en tiempos difíciles, es algo que recordaré tiempo. En serio, gracias por no quemar mi camiseta”, añadió el jugador.