Klay Thompson no quiere premios individuales, sólo el anillo

73 victorias y quedarse sin anillo dan para madurar. Klay Thompson, uno de los pilares sobre los que se sustenta el proyecto ganador de Golden State Warriors, bien sabe que los récords, los premios y los halagos, son un regalo al que nadie quiere dejar de hincar el diente. Pero si de no recibirlos depende el éxito colectivo, dispuesto está a renunciar a ellos.

Ese es justo el espíritu que impera en la franquicia de Oakland. Siempre se ha dicho eso de «éste es el equipo de tal o cual jugador», algo que dotaba al mencionado de un estatus superior –ya fuese para levantar la voz o tirárselas sin miramientos–. Estos Warriors son distintos. Kevin Durant ha llegado y el buen ambiente no se ha visto afectado lo más mínimo. Así lo explica Thompson:

«Nadie se queja de las veces que toca la bola. Nadie se queja del tiempo de juego. Todo el mundo acepta su papel. No nos importa ser All-Star o nuestras estadísticas individuales. Simplemente nos dimos cuenta de que no significa nada si no terminamos el trabajo. Eso es lo que aprendimos el año pasado y… por eso se unió Kevin a nosotros, para construir algo especial y competir por los próximos campeonatos. Creo que tenemos esa capacidad», expresa a USA Today.

Suena bien. Estrellas juntas, aire limpio entre ellas y a ganar. Pero qué sería de esta película sin un rival que le de emoción. Entre esas líneas aparecen los Cavaliers, un equipo que está tan o más preparado que ellos y que puede dar lugar a un histórica rivalidad. Sea como fuere, Klay disfruta del presente que viven con LeBron James y sus chicos enfrente pese a haber claudicado en Navidad.

«Teníamos 14 puntos de ventaja. Hay historia entre ambos equipos y queremos que sepan que será duro cada vez que nos vean. Obviamente sabemos que está junio… Por eso teníamos tantas ganas de vencer y aún mantenemos un mal sabor de boca. Lo teníamos en la mano y simplemente no jugamos al estilo Warriors. En cualquier caso era un partido de temporada regular y no puedes quedarte ahí», explica antes de dejar claro que todo esto es beneficioso para la liga.

«Lo único que queremos es ganarles la próxima vez que nos veamos. Es así. Retén eso en la memoria. Es una rivalidad buena para la NBA. Lo hace más divertido, ¿sabes? Es raro que en los deportes profesionales (estadounidenses) tengas rivalidades como ésta, así que la disfrutamos». Eso sí, lo que no gustó un pelo a Klay fue la mención que hicieron los Cavs a las pasadas Finales en Halloween. «Obviamente no fue respetuoso […]. Pueden hacer esa broma infantil. No nos importa. Todo lo que debemos hacer es manejarlo en la cancha».

Incrédulo ante lo conseguido

Echando la vista atrás, el escolta californiano admite que lo logrado hasta el momento en su carrera –tanto a nivel nacional como internacional– es algo que en ningún momento se imaginó. Por ello, trabaja cada día para que este sueño no se desvanezca en mucho tiempo.

«Es simplemente surrealista. Te ves jugando y siendo titular con EE.UU. Te ves siendo el escolta titular de un equipo campeón. Te ves siendo titular en un All-Star Game. Nunca lo habría imaginado y mi carrera lleva sólo seis años. Así que me pellizco todo el tiempo y estoy muy agradecido por llegar a trabajar cada día porque no puedo imaginar qué haría que no fuese dedicarme a la canasta. Por eso trabajo tan duro. No quiero resbalar y dejar de estar a este nivel. He visto lo divertido que es jugar ante 20.00 personas y la cobertura que tiene. Ante eran los Heat con el Big Three. hora llegan los Warriors y es como si el circo estuviese en la ciudad», declara.

¿Toda la vida en Oakland?

El contrato de Klay no finaliza hasta 2019; es decir, podría firmar una extensión dentro de dos veranos, momento en el que tendría 28 años y el acuerdo podría suponer que pasase toda su carrera jugando en San Francisco. Ante ello, tiene claro que su único cometido en la actualidad debe ser jugar al baloncesto y olvidarse de lo demás.

«Trato de no pensar en lo que viene por delante, pero me encantaría estar aquí todo el tiempo que pueda. Lo que hemos construido aquí es tan especial y me gusta tanto vivir en esta zona que sería sin duda una prioridad. Simplemente siento que si trabajo y juego duro seré recompensado. No me voy a quedar pensando en los números y el dinero», explica antes de cerrar con una mención a su padre, Mychal Thompson, quien fue dos veces campeón con los Lakers. «Creo que me criaron bien. Mi papá me decía que no jugase por dinero, que lo haga por amor al este juego y así sería recompensado».


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