La lenta recuperación de Kevin Love: «Hoy es el primer día en el que no me he sentido desorientado»

El tremendo golpe que Kevin Love se llevó en el Nuggets-Timberwolves del pasado día 12 sigue manteniendo al ala-pivot fuera de las canchas, para desgracia de su equipo. La mejor temporada de la carrera de Love, serio candidato a estar al menos en uno de los quintetos ideales de la NBA, estuvo a punto de llegar a su fin antes de tiempo.

«Hoy es el primer día en el que no me he sentido desorientado», explicó Love ayer durante el partido de Minnesota ante los Grizzlies al Star Tribune. Su diagnóstico tras el codazo accidental de JaVale McGee que recibió en la cabeza fue conmoción cerebral y esguince cervical. Love pasó los cinco días posteriores al golpe durmiendo la mayor parte del tiempo y evitando ponerse de pie, siempre en habitaciones oscuras. El jugador ni siquiera ha podido utilizar su teléfono o su ordenador. Love intentó ver el partido de los Wolves del lunes ante Indiana, pero apagó la televisión inmediatamente al ver que su equipo perdía de 34 puntos al descanso.

Con Minnesota sin absolutamente nada en juego más allá del honor (ni siquiera disponen de su primera ronda del draft, propiedad ahora de los Hornets), Love quiere intentar acabar la temporada en el mismo sitio donde la empezó, en la cancha. El aún vigente campeón del premio a jugador más mejorado, quien ha promediado 26.0 puntos y 13.3 rebotes por partido esta campaña, quiere intentar volver a jugar en los dos últimos compromisos de los Timberwolves: el próximo domingo ante Golden State, y el próximo jueves ante los Nuggets de su verdugo accidental, JaVale McGee. Su equipo está ahora mismo inmerso en una racha de 11 derrotas consecutivas.


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