La marcha de Jeremy Lin, muy criticada en New York

La marcha de Jeremy Lin de los Knicks es toda una realidad. La franquicia de New York no ha querido igualar la oferta que los Rockets le han hecho, y el jugador parte con destino a Houston. Sin embargo, sólo horas después de su partida, la estela que deja Lin parece mucho más alargada que la que pueda dejar cualquier jugador. La `Linsanity´ ha terminado en New York.

“Jeremy era el auténtico rey de New York, y podría haber ganado 5 ó 6 millones extra de haberse quedado allí. Ahora va a conseguir más cosas en la cancha, porque en los Rockets va a jugar mucho más y a aumentar sus promedios”, comentaba a SB Nation una fuente cercana a los propios Knicks.

En realidad, Lin no estaba nada contento con la actitud de los Knicks. El base ha sido toda una ganga económica para la franquicia; y su inesperado y grandioso rendimiento toda una fuente de buenas noticias sólo cortadas por la lesión que no le permitió acabar la temporada. A Lin, poco o nada más se le ha podido pedir.

ESPNNewYork.com apunta directamente con el dedo a Jim Nolan, propietario de los Knicks, y a su equipo directivo como culpables de la decisión de la marcha de Lin. Contrataron a Jason Kidd, incluso al older rookie Pablo Prigioni. El remate vino con el fichaje de Raymond Felton. Tres bases para ir empujando a Lin hacia la puerta de salida.

Los columnistas neoyorkinos se han echado encima de Nolan. Nadie entiende que le hayan dejado escapar, y califican la gestión de los Knicks como de “tener muy poca visión de los hechos”. Apuntan que fue un error dejarle ser agente libre cuando antes de acabar la regular season podrían haberle ofrecido un contrato por 24 millones de dólares y 3 años.

Dejando fuera la culpabilidad, las consecuencias monetarias y anímicas de la marcha de Lin son múltiples. 40.000 son los artículos en stock relacionados con el base que verán drásticamente reducido su precio; además de que la devaluación del merchandising de Lin puede ser una hecatombe. Es más, sólo con ver que, según Fanatics Inc., las camisetas del de Taiwán eran más vendidas que las de LeBron James se puede entender el alcance de este fenómeno.

La depreciación de los artículos de Lin en los Knicks contrastará con la revalorización en los Rockets. En ese impulso también cobrará importancia la reacción de los aficionados. Mientras que las redes sociales reflejan la frustración por su marcha – en Twitter no han cesado los ataques a los dirigentes de los de New York –, en Houston no caben en sí de gozo. “Bienvenido a Houston, Lin. Esta vez prevemos conservarte. Te encantará la ‘Nación Roja’”, escribía Daryl Morey, General Manager del equipo, en su cuenta de Twitter.

“Estoy sumamente emocionado y honrado por volver a ser un Rocket”, publicó Lin en la misma red. “Guardo mucho amor y agradecimiento a los Knicks y a Nueva York por su apoyo en el último año… que fue sin duda el mejor de mi vida”.

Sólo el tiempo dirá quien llevó o no la razón. Si deshacerse de Lin fue un acierto o todo un fracaso. Lo único que queda claro es que el baremo anímico que infligen los aficionados de ambos equipos muestra que la decisión tomada, de momento, es vista por un error por unos y un tino por otros.


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