Para tener un buen mirador de referencia, es interesante conocer a la élite actual del club de «Me tiro hasta las zapatillas».
Líderes en lanzamientos en 2015-16
- DeMarcus Cousins – 20,5
- Damian Lillard – 20
- Kevin Durant – 19,9
- Stephen Curry – 19,9
- James Harden – 19,7
- LeBron James – 18,9
- Russell Westbrook – 18,7
- Anthony Davis – 18,6
En esa lista, el shooting guard de los Washington Wizards, muy limitado por las lesiones (55 partidos, 35 titularidades y 31 minutos de media), quedó en el puesto 38º, promediando 14,5 intentos a canasta. Este año, quiere situarse en la cúspide de esta categoría.
«Es algo que he estado planeando hacer», respondió a los medios cuando fue preguntado sobre alcanzar esa cifra de lanzamientos. «Sería ser simplemente yo, fuera del caparazón. Dejar que este chico que llevo dentro salga a escena. Esa parte más joven e impulsiva de mí. Saldrá de vez en cuando. Tengo un monstruo dentro al que necesito desatar».
Francotirador
Esto no va de lanzar mandarinas. A Beal se le acaba de dar este verano un reconocimiento económico de superestrella: 128 millones de dólares en cinco temporadas. En la directiva capitalina han decidido confiar en el prometedor escolta, el cual, sano, apunta a poder hacer maravillas. De momento, lleva un verano a toda máquina y sin contratiempos. Físicamente impecable.
Y no van, o no deben ser, veinte mandarinas —ni diez ni cinco— por partido, porque estamos hablando del mejor tirador a priori de los Wizards. Beal promedia un 40% en tiros de tres en su cuarteto de años en la NBA, y un 42,6 en tiros de campo. En cuanto a anotación, fue precisamente la temporada pasada, la más irregular, cuando alcanzó su tope: 17,4.
Su socio de perímetro
Por supuesto, no podemos abandonar un post en el que hablamos de Zipi sin nombrar a Zape. No hay Beal sin Wall. El, todavía y digan lo que digan los contratos y sus cantidades, jugador franquicia de Washington, fue el más insistente el curso pasado con el aro: 17,5 intentos, rankeado el 15º en la general.
Compartir tal cantidad de tiros en un mismo equipo es viable —véase: Russ & KD— pero es que además resulta que John Wall es un playmaker de verdad. Puede dormir tranquilo si no tira ‘x’ veces por noche. Y aquí, delegar en un Beal en plena forma puede tener bastante sentido.
Además que esto, más que por planificación, puede que comience por pura obligación. Ahora es Wall el que no se encuentra al 100%, y quizás no quede otra para el inicio de la campaña que su compañero de backcourt amase responsabilidades desde el pistoletazo de salida.