Sólo con pensar que el próximo verano existe la posibilidad de que Blake Griffin y Chris Paul se conviertan en agentes libres hace que las piernas de cualquier aficionado de los Clippers empiecen a temblar. Aunque sea un poquito.
Cualquier idea de hacer algo en esta liga pasa por tener a los dos en plantilla. Cualquier disolución sería vista como un descalabro deportivo – aunque por Griffin sí hay algunos que ven cosas positivas en un traspaso –, y en el seno de la franquicia tienen claro que harán “lo que sea” para retener a su tándem estrella.
O eso al menos es lo que ha perjurado Steve Ballmer, dueño de la organización angelina, cuando ESPN le ha preguntado por el futuro de ambos jugadores.
Para el ejecutivo es difícil establecer previsiones a nueve meses vista, pero es inimaginable que en un plazo corto o medio se desprendan de alguno de los dos; y ya sí que sería imposible ver a los dos coger la puerta de salida.
Show me the money
Si los Clippers quieren armarse de motivos para convencer a Paul y Griffin de que se queden, primero habrán de rellenarse los bolsillos para realizar una oferta satisfactoria. Por ahí pasa todo.
Habrá que ver si los dos o alguno de ellos decide salir al mercado para incrementar sus emolumentos aun firmando de nuevo con los angelinos. Desde luego por dinero no será, ya que la inyección económica proveniente de los derechos televisivos les da hoy día a los Clippers la opción de cumplir las expectativas de ambos, pero habrá que esperar a ver cuál es la decisión que toman el base y el ala-pívot con sus contratos.