Un viaje de esos al pasado (no, no andamos escasos de actualidad, sólo que a veces es bonito hacerlos) que, por no darse algún factor, ahora sólo sobrevive en un presente paralelo y gaseoso y que nos gusta relataros en estos ‘posts’.
Los Boston Celtics, con las vitrinas más abultadas de la historia, sufrieron uno de sus peores balances en la temporada 2006-07, en la que sólo vencieron 28 partidos para caer en 52. Eso les permitió ostentar un 19,9% de posibilidades de llevarse el siguiente número 1 del draft. Pero la dicha, cayó en el 5,3% que poseían los Blazers.
Mirándolo desde cierto ángulo, tampoco fue demasiado grave para los de Massachusetts, pues intercambiaron su pick 5 por Ray Allen, quien entonces militaba en los extintos Seattle SuperSonics.
No al poderío de Oden
La historia ya la conocemos. Portland, que por entonces miraban a través de cristal opaco al elegir a sus jugadores, seleccionaron —por delante de otros jugadores como Al Horford, Mike Conley, Jeff Green, Joakim Noah y el segunda ronda Marc Gasol— a Greg Oden, quien automáticamente fue gafado por la cruz de las lesiones que atacaba los grandes jugadores que desembarcaban en Oregón.
Desde Boston, informan a Chris Forsberg de ESPN, de haber elegido los primeros no habrían ido a por el imponente pívot, sino a por quien fue número dos y que precisamente recaló en Seattle: Kevin Durant.
Así lo ha asegurado Austin Ainge, hijo de Danny Ainge, presidente de operaciones de los Celtics. Austin, a día de hoy director de personal de jugadores, no pertenecía oficialmente al organigrama celtic por aquel entonces, en 2007, pero sí estuvo en la habitación del draft donde se mascaba la tensión. «Habrían elegido a Durant. Tenía cierta información interna al respecto.
Quizás, Durant, con tanto pájaro revoloteando alrededor de su jaula con ésta a punto de abrirse, le gustaría saber que los del trébol, desde primera hora, confiaron en él. Por si le apetece devolverles el favor en cierto documento contractual…