Los Nuggets se rebelan ante el small ball

De frente y a contracorriente. Claro que sí. Check a la actitud de Mike Malone.

Es la era del small ball. Son los equipos los que deben —o parece que deben— acoplarse el sistema y no el sistema a los jugadores. El triángulo y el run&gun limitan su esfera a los que sufren a sus impulsores (Phil y D’Antoni); sin embargo, el alcance de esta pizarra sin dueño afecta a todos. A todos, menos a los Denver Nuggets.

Es una cuestión de lógica y de principios. De lógica porque si dispones y apuestas en tu plantilla por dos siete pies venidos de Europa y del talento de Jusuf Nurkic y Nikola Jokic, condicionar su impacto a un formato de éxito antagónico es enterrar tu materia prima. Y de principios porque los resultados no deben asustarte ni hacerte recular. Y en el caso de Malone, un carácter de hierro, ni deben ni pueden.

El pasado viernes los Nuggets se enfrentaron y cayeron ante los Golden State Warriors. Y el choque de ideas tuvo lugar cuando se enfrentaron en pista el dúo de los balcanes (escudados por cualquier variante de tridente exterior) y el denominado ‘Death Unit’ (Unidad de la Muerte), de los de Oakland. Esto es, Stephen Curry, Klay Thompson, Kevin Durant, Andre Iguodala y Draymond Green. El máximo adalid del small ball que se pueda exhibir a día de hoy en la NBA.

Sentando precedente

Y los Nuggets, con sus dos torres, aguantaron con mucha clase el chaparrón manteniendo un estilo que nadie más en la liga es capaz de alinear. Siendo «grandes».

Los Warriors ganaron el partido, pero los Nuggets fueron en cierto modo los que se llevaron la noche a casa por el poso que dejaron plantando a un quinteto de altura y con notables resultados. «De lo que me fui más satisfecho fue cuando sacaron a su small ball al final del segundo cuarto, y que no estuvimos persiguiéndolos», dijo Malone. «Nos mantuvimos grandes, y de hecho creo que terminamos superando a su alineación de pequeños».

La apuesta del técnico por sus muros caucásicos es evidente. «Hemos empezado con dos hombres grandes juntos en [tres] de los partidos de pretemporada. Creemos que pueden jugar bien juntos porque son muy hábiles», ha expuesto Malone para el Denver Post.

Compatibles

Tan complementarios como suplementarios. Miden lo mismo, pero juegan un baloncesto diferente. Nurkic destaca en el juego del pívot clásico. Su zona de impacto es la pintura y las inmediaciones del aro. Rápido y hábil para su estatura, sus recursos para anotar y combinar al poste son múltiples. Jokic, por su parte, es capaz de alejarse de la canasta y continuar siendo eficaz. Su buen tiro de tres le permite no estorbarse con su compañero y ser efectivos jugando juntos.

El dúo se está combinando para en un promedio de 5 asistencias en la pretemporada. Hay IQ. Además, suman en conjunto 27,1 puntos, 19,8 rebotes y 3,1 robos.

La senda de Memphis

El ejemplo ya existe, y Malone lo toma como referente. Marc Gasol y Zach Randolph. Salvando distancias insoslayables, ése es el espejo en el que mirarse. Sin Faried pero con Nurkic los de Colorado pierden velocidad y ganan juego al poste, lo que requerirá una mayor e incesante movilidad por parte del trío exterior.

«Con Jokic y Nurkic tenemos la oportunidad de jugar y ser efectivos», concluye Malone.

Muy correcto todo. Si la vida te da limones… pues haz limonada.


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