Después de una agencia libre bastante ajetreada, Donatas Motiejunas por fin ha encontrado acomodo en la NBA. Fueron los Pelicans quienes se llevarían el gato el agua por un acuerdo de 1 año y el mínimo salarial, es decir, alrededor de los 600.000 dólares.
Pero mucho antes de este final feliz, el ala-pívot lituano estuvo entre la espada y la pared. Los Brooklyn Nets le firmarían una oferta por 4 años y 37 millones, que a su vez la igualarían los Houston Rockets. Sin embargo, con el orgullo herido, se resistía a jugar para los tejanos, así pues forzaría la situación hasta romper las relaciones y convertirse nuevamente en agente libre sin restricciones.
«Honestamente, solo puedo decir que fueron temas de negocios. Pero desde mi punto de vista, soy un jugador de baloncesto, solo quiero jugar», explicó a Basketball Insiders. «Estar involucrado en una situación como aquella ha sido una de las peores experiencias de mi vida. Yo diría que, cualquier jugador, trabajamos todos los días, sudamos la camiseta, lo damos todo en la pista, e intentamos a hacer a nuestro equipo mejor. Así que cuando alguien actúa así, simplemente está equivocado», añadió.
La decisión que afectó a su bolsillo
A pesar de perder cerca de los 37 millones de dólares, Motiejunas no está preocupado. Tiene la total confianza en sí mismo como ganarse nuevamente un lucrativo contrato. No quería estar en los Rockets, solo quería jugar al baloncesto y sentirse importante de nuevo. Y eso precisamente es lo que tiene ahora mismo en NOLA, donde Alvin Gentry le está concediendo alrededor de los 20 minutos por noche.
«El equipo (Houston) perdió un activo. Y yo perdí unos 37 o 38 millones, por lo que creo que ambas partes hemos perdido. En realidad nadie ganó en esta situación», explicó. «Tan pronto como dé un paso en la pista, la gente verá que soy el mismo tipo de jugador. No estoy preocupado por eso. Sé como jugar al baloncesto. Sé como hacer mejor a mi equipo. Me adapto a la situación dependiendo de lo que mi entrenador me pida, así que no estoy preocupado. Era una situación ridícula, la resolución tardaba demasiado y me afectaba como jugador, y también lo hacía personalmente. En lugar de ser una decisión puramente de negocios era como una cosa personal», explicó.