Ir a la cita grande del All-Star aún le viene demasiado grande, al menos para los entrenadores del Oeste que apostaron por elecciones más seguras como Marc Gasol y DeAndre Jordan. Pero Nikola Jokic dejó claro ante Phoenix que su nivel de juego en las últimas semanas es de auténtica élite. El pívot serbio lanzó a los Nuggets en su victoria por 127-120, pero a la vez puso el miedo en el cuerpo a su afición con una lesión en los minutos finales.
Jokic, de 21 años, rozó el triple-doble terminando con 29 puntos (12/21 en tiros de campo), 14 rebotes y 8 asistencias. Pese a salir del partido antes de tiempo, sus números ante Phoenix tienen como últimos precedentes en la NBA a Michael Jordan en 1984 y Blake Griffin en 2011 entre jugadores de su edad actual. De empezar la temporada sin tener el puesto de titular asegurado, Nikola Jokic ha pasado a ser el jugador más importante de su equipo.
Dominador en la zona
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— Denver Nuggets (@nuggets) January 27, 2017
Phoenix, eso sí, aprovechaba su velocidad y el acierto de sus exteriores para plantar cara, especialmente en el segundo y tercer cuarto. De forma significativa, solo 13 puntos llegaron de parte de jugadores netamente interiores de los Suns, dejando la responsabilidad a los Eric Bledsoe (28 puntos), Devin Booker (24) o T.J. Warren (21). Sus tiros de media distancia y sus entradas a canasta fueron el alimento de Phoenix para buscar el triunfo y reducir diferencias respecto al codiciado octavo puesto del Oeste.
Por contra, el vigente propietario de la última plaza de Playoffs abusaba en la pintura, gracias a un Nikola Jokic que superaba con contundencia al veterano Tyson Chandler. Hasta 31 puntos en segunda oportunidad llegaron a sumar los Nuggets, gracias a 19 rebotes ofensivos (8 de Jokic). Con Danilo Gallinari como buena segunda espada con 25 puntos, Denver comenzaba a mandar en el último cuarto frente a unos Suns faltos de gasolina.
Una lesión preocupante
La combinación europea entre Jokic y Gallinari (20 puntos combinados en los 7 minutos finales) daban la puntilla al partido, pero el pívot serbio tuvo que ver el final desde el vestuario. A menos de dos minutos del final, Jokic sufría una lesión de cadera en una acción fortuita que dejó enmudecido al Pepsi Center de Denver. Inicialmente se llegó incluso a pedir una camilla para retirar al jugador, quien finalmente pudo salir por su propio pie de la cancha.
El primer diagnóstico fue prometedor, descartando fractura alguna y dejándolo provisionalmente en una distensión de cadera. Igualmente, este viernes Nikola Jokic será sometido a una resonancia magnética para descartar males mayores. Sea como sea, los Nuggets se quedaron con la victoria y manteniendo la octava plaza con un balance de 20-25, enviando de paso un poco más lejos a Phoenix en el camino.