Lo tiene absolutamente todo. Velocidad, un cuerpo atlético, envergadura, talento, manejo de balón, potencia… por tener tiene incluso una inoportuna facilidad para lesionarse.
Harry Giles juega de ala-pívot, y está a punto de iniciar su año de novato en esa fábrica de talentos llamada Universidad de Duke. Pero su brutal progresión ha vuelto a verse frenada de manera preocupante en demasiado poco tiempo. En esta ocasión ha sido la rodilla… otra vez. Y con ésta serán tres veces en sólo tres años las que se interviene en dicha zona. Tras ello vendrán seis semanas de reposo y el posterior trámite de reincorporación a las pistas.
Pero esto no es todo. Durante su etapa en el instituto ya sufrió la temida lesión. Esas siglas malditas…ACL. Anterior cruciate ligament o lesión de ligamento cruzado para nosotros.
Mal de ojo a las alturas
Incluso aunque Giles vuelta absolutamente recuperado dentro de mes y medio y cuaje la estupenda temporada que se espera de él, ya habrá ciertas miradas escépticas en las franquicias agraciadas con los primeros picks.
Más aún con las sensaciones que ha dejado el podium de los últimos drafts (Nerlens Noel, Jabari Parker, Julius Randle, Joel Embiid, Ben Simmons). Y todos esos jugadores ni siquiera venían acompañados de un expediente médico tan preocupante.
Aunque de hecho, broma cruel —lo siento—, cualquiera diría que, visto lo visto, sería el jugador perfecto para los Sixers…