Está irreconocible. Es lo único que se me viene a la mente si alguien me pregunta qué es exactamente lo que le está pasando a Draymond Green en la serie ante los Thunder.
Muy fuera de forma y físico; desacertado y sin el instinto que siempre le lleva a devorar los rebotes y adelantarse a los rivales; e incluso algo pasado de vueltas en situaciones que otras veces controlaba. Vamos, que nada que ver con el espectáculo que ha sido durante la temporada regular —séptimo en las votaciones al MVP— y las dos eliminatorias previas de estos Playoffs.
12 puntos, un 2 de 16 en tiros de campo y 10 pérdidas de balón. Esos son sus números en los dos últimos partidos contra Oklahoma City, y con simplemente ojearlos, es fácil darse cuenta de que algo está fallando.
Un bajón sin remisión
Green nos ha acostumbrado muy mal durante todo el curso; me explico. Las sensaciones que ha dejado en cada partido lo único que han hecho ha sido desprender un aroma de ganador que embriagaba cada centímetro del parqué que estaba pisando.
Como paréntesis en la exposición de argumentos, veamos un gráfico ideado por Sports Illustrated en el que podemos comprobar justo el momento en el que todo ha empezado a cambiar para Green. Realmente impacta.
Verle percutir desde cualquier posición alcanzaba el clímax visual de lo que espera un espectador que se sienta a ver un partido de la NBA. Generador de soluciones cuando Klay Thompson y, sobre todo, Stephen Curry no estaban tan entonados o eran defendidos de manera sobresaliente, Green siempre ha sido la “otra pata” en la que se han sustentado los Warriors. Una pata que muchas veces pasaba algo más desapercibida, pero que está provista de un músculo y una firmeza que le han convertido en alguien insustituible.
Es tal esa posición de determinación sobre el devenir del equipo que muchos tenemos claro que es ese declive de Green, obviamente también propiciado por el buen hacer de los Thunder, está impidiendo a Golden State brillar como habitúa. Si todos están grises, Green directamente está sumido en la más profunda oscuridad.
Ni él mismo lo entiende
Son tremendamente significativas las palabras que Green vertió tras al acabar el encuentro de anoche, el cual les pone las cosas tremendamente difíciles a los Warriors al enfrentarse a un 3-1 en contra que solo ha sido remontado nueve veces en la historia de la NBA.
“Es la primera vez en mi vida que no he respondido a las críticas”, comentó el jugador en ESPN, con un tono que lo único que hacía era indicar que estaba bastante descolocado. “Nuestra energía fluye según fluya también la mía, y yo he estado horrible. De veras que es sorprendente. Desde luego que no es el lugar en el que queríamos estar”.
Ahora a los pupilos de Steve Kerr no les quedan más opciones: cada partido es un trágico match ball para Oklahoma. Y para que la inercia cambie, van a necesitar al mejor Green. Ese jugador que hasta hace una semana (por lo menos) tenía claro qué hacer y cómo hacerlo.
Y es que si Curry se ha convertido en el arma más destructiva posible para los aros rivales, sin duda Green se erige como el alma y pundonor de este equipo. Y es evidente que los Warriors no solamente van a necesitar acierto en los próximos tres encuentros. “Es frustrante. No estoy pudiendo ser yo mismo. Estoy pensando demasiado, y eso produce todas las cosas que no estoy haciendo. Sólo tengo que ser yo”, terminó añadiendo el jugador para The Vertical.