Es, y probablemente será, el tiro más «imparable» —junto al skyhook de Kareem— que se recuerde en la historia de la NBA. Lo lleva ejecutando una quincena de años y aún no ha habido jugador, técnico rival o pizarra que haya dado una clave, un antídoto para frenar, ni siquiera limitar o incordiar, uno de los tiros más letales y efectivos vistos en una cancha de baloncesto. Dirk Nowitzki y su fadeaway sobre una sola pierna. Marca registrada.
Su utilidad es inversamente proporcional a su estética. El lanzamiento más característico del alemán es feo y al mismo tiempo es una delicia. Verlo a sus 38 años ejecutarlo como si los años apenas hubieran pasado, genera una sonrisa casi condescendiente, de lástima, con su pobre marcador. Y en este tiempo de presente, o al menos que yo haya reconocido, sólo ha habido un jugador que lo ha intentado imitar, casi calcar, y con un más que aceptable éxito; Kevin Durant —y con un sello algo más personal, Kobe Bryant—.
Pues ya tenemos al siguiente candidato. Es alto, es flaco, es rubio, es ala-pívot es europeo, tiene buena muñeca y aspira a convertirse algún día en jugador franquicia. Por qué no, se preguntará Kristaps Porzingis, iba a renunciar a tratar de añadir a su arsenal ese lanzamiento que le convertiría en casi un jugador total en la ofensiva y una amenaza permanente al poste.
Mentor de verano
Existe desde hace un tiempo ya ese feeling entre ambos jugadores. Dirk, es inevitable, ve en el joven letón su reflejo de hace casi dos décadas. Ya declaró en su momento que ve incluso al jugador de los Knicks por delante suya, ya que a su edad de 20 años el teutón no había logrado todavía destacar tanto al más alto nivel.
Esa relación generacional puede desembocar en algo único para Porzingis el próximo verano. «Amo a ese muchacho. Realmente quise entrenar con él este pasado verano, pero no pudo ser. Confío en que podamos hacerlo el verano que viene», ha comentado Robin Hood para el Newsday.
Y el padawan ya tiene muy claro qué es aquello en lo que se va a empecinar cuando ambos estén codo con codo en el polideportivo. «Su tiro en suspensión a media vuelta es básicamente indefendible. Es algo en lo que quiero trabajar y quizás robarle un movimiento o dos más que pueda sumar a mi juego. Pero ese movimiento suyo [el fadaway en step-back] es algo que quiero comprobar si soy capaz de hacer».
Un movimiento icónico. Un arco letal. Un panal inagotable de puntos y uno de los principales culpables de que el jugador de los Mavericks navegue sexto en la tabla de máximos anotadores históricos de la NBA —y líder absoluto en activo—, superando los 29.000 puntos.
En lo que llevamos de primer capítulo de la actual pretemporada, Porzingis avanza aún con más firmeza que en su sensacional año de debut. 18,8 puntos bajo una efectividad del 48% en tiros de campo y del 39,6% desde zona de tres. ¿Hasta donde será capaz de llegar en caso de una clonación efectiva de lo mejor del inimitable Dirk?