Clippers, ¿y ahora qué?

En el sexto partido de la serie contra Houston los Clippers pasaron de tener en su mano el triunfo más importante de la historia de la franquicia a sufrir la peor de las derrotas. Los 19 puntos de ventaja que los californianos tenían en el tercer cuarto debían haber sido suficientes para darles el pase a las primeras Finales de Conferencia tras 45 años de existencia, pero lo que ocurrió es que llegó el colapso y se perdió ese partido. Y el siguiente también, provocando una eliminación que escapa a cualquier lógica y que perdurará con el paso de años años.

Los Clippers han caído de una forma tan estrepitosa y legendaria que los cambios deben llegar de forma obligada.

La plantilla debe sufrir una transformación a todos los niveles. El trío formado por Chris Paul, Blake Griffin y DeAndre Jordan ha obtenido los mismos éxitos con Doc Rivers que con Vinnie Del Negro. Es hora de probar otra cosa. Paul y Griffin, dos de los diez mejores jugadores de la NBA son intocables y solo un loco se desprendería de ellos, pero Jordan es agente libre restringido y la nómina del equipo está cargada.

La salida del pívot debe ser una más de las muchas que se han de producir para que la rotación se amplie y el guión cambie. Rivers ha apostado básicamente con 7 jugadores durante los Playoffs, y eso incluyendo en la lista a su hijo Austin, quien ha promediado 18,2 minutos en 13 encuentros.

El resto, presencia testimonial (Glen Davis) o directamente minutos de la basura. Así no se puede ganar el anillo y menos jugando en la Conferencia Oeste, con rivales que pueden obligarte a disputar tres series de siete partidos antes siquiera de llegar a las Finales.

El cargo adicional que ocupa Rivers también merece una mención. El entrenador no solo dirige a los jugadores sino que también se encarga de los fichajes. A la vista está que no ha hecho un buen trabajo, pues cuenta con un magnífico quinteto incial —que ya estaba ahí antes de llegar él— pero las adquisiciones que ha realizado no han servido de nada.

Tras decir adiós a la temporada en Houston, algunos jugadores del equipo californiano comentaron fuera de micrófono que se sentían “exhaustos”. Dos series consecutivas de Playoffs jugando siete partidos sin nadie en el banquillo que aporte se hace muy duro mental y físicamente.

Rivers tiene lagunas, pero es un buen entrenador y sigue siendo respetado en la NBA. Lo que no merece aprobación alguna es su labor en los despachos y por eso Steve Ballmer debería fichar inmediatamente a un profesional que reconduzca la dirección deportiva de la franquicia. Ahora mismo los Clippers no poseen elección de primera ronda en el Draft de 2015 y tienen comprometidos para la próxima campaña más de 55 millones de dólares entre Paul, Griffin, J.J. Redick, Spencer Hawes y Matt Barnes. Aparte del tema Jordan, habrá que decidir qué hacer con Jamal Crawford, por quien los Clippers tienen una opción por 5,6 millones a cambio de una temporada más.

Un equipo que no arranca. El traspaso por Chris Paul en 2011 unido a la decadencia de los Lakers durante estos últimos años parecían encumbrar para un futuro a corto y medio plazo a los Clippers, pero los resultados deportivos no llegan para el que ha sido siempre el segundo equipo de Los Angeles. Magic Johnson echó sal en la herida escribiendo un mensaje en Twitter que recuerda tanto el pasado como el presente de la franquicia:

“Pensé que los Spurs enseñaron a los Clippers cómo ganar después de una dura eliminatoria de siete partidos. Estaba equivocado. Los Clippers siguen siendo los Clippers”.

Johnson dispara a diestro y siniestro con algunas meteduras de pata inolvidables, pero en esta ocasión ha dado en el clavo.


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