Israel está de moda. Ahora que Amar’e Stoudemire ha abierto la veda a nivel mediático, parece que China ya no es la única alternativa en el continente asiático. Jeff Adrien, jugador de aprobado raspado pero que, ante el desierto competitivo que ha sido la pintura de la NBA en la última década —hablamos de calidad—, ha sabido ejercer de tirita e ir cubriendo huecos aquí y allá donde se necesitaba.
De no ser drafteado en 2009 a pasar por hasta cinco franquicias norteamericanas —Warriors, Rockets, Bobcats, Bucks y Timerwolves— y participar en 153 encuentros; con un rol de lo más limitado, eso sí. 4,6 puntos y 4,3 rebotes en 14 minutos son sus promedios. En el curso 2015/16 no logró esta vez estar en la retaguardia de ninguno de los 30 conjuntos de la liga y se fue a los Guangdong Southern Tigers de la liga china.
Ahora, viendo nuevamente que los quince huecos disponibles por vestuario se van llenando sin que él reciba llamada alguna, ha decidido mover ficha. Seguirá jugando en Asia, sí, pero esta vez en un país algo más pequeño. Del budismo al judaísmo. Informa David Pick que Adrien jugará en las filas del Bnei Herzliya, un equipo que cuenta ya hasta con cinco compatriotas suyos, siendo el más destacado James Singleton, con pasado NBA.
La historia habitual. Cuestión de calendario liguero. No sería de extrañar que el próximo mes de enero os estemos escribiendo sobre él de nuevo con algún contrato de diez días de por medio.