Anoche hubo dos momentos clave en la ajustado victoria de Golden State Warriors sobre los Houston Rockets (99-102). Primero sería Stephen Curry el que mandaba el partido a la prórroga tras una entrada a canasta inverosímil.
Ya en la prórroga, el veterano Jermaine O’Neal asumió galones cuando su equipo más lo necesitó. Cuando apenas restaban 26 segundos para el final (96-95), puso un tremendo tapón a Chandler Parsons que sentenciaría el choque a favor de los suyos.