Bulls: Most Valuable Team

Derrick Rose está exhausto. Y es que puede que los Bulls sean, de los equipos con aspiraciones reales al anillo, los que hayan sufrido más lesiones en lo que va de temporada. De hecho, en Chicago ya han visto perderse a su MVP más partidos este curso que en el resto de carrera de Rose junta. El doble, para ser exactos (7 en sus primeras tres temporadas, 14 en lo que va de ésta).

Siendo todo esto cierto, no lo es menos que los Bulls tienen, de nuevo y de forma sólida, el mejor balance victorias/derrotas de la NBA, el mejor récord a domicilio y ganan sus partidos por una media de 8,64 puntos, también la mejor de la Liga.

Habrá muchas formas de decirlo, pero el éxito de los Bulls este año se cimienta en la profundidad, el carácter, el espíritu de equipo y la calidad. Las dosis de cada ingrediente, las que vosotros queráis. Estamos ante un conjunto con una estrategia ganadora, basada principalmente en dos aspectos vitales e irrenunciables: defensa y rebote. Y éstos pasan por encima de cualquier otra historia más colorida y agradable.

Y es que antes de que la temporada 2011-12 diera su salto inicial el pasado Día de Navidad, dos cosas parecían estar escritas con fuego para los mass media norteamericanos: Oklahoma City superaría este año la decepción de las pasadas Finales de Conferencia, y Chicago no.

Según dicho relato comúnmente aceptado, los Bulls no llegaron a las Finales de 2011 porque Derrick Rose “no tuvo ayuda”. Esto fue, admitámoslo, parte del problema, pero decir que ese fue el único problema en su totalidad no es correcto. Si no nos dejamos llevar por esta historia y echamos un vistazo a la realidad de lo ocurrido, nos encontraremos con el motivo principal de la obsesión que Tom Thibodeau tiene (aún más) en dominar el rebote.

En sus enfrentamientos directos de la temporada pasada, Bulls y Heat ganaron ambos cuatro partidos. Las cuatro victorias de Chicago terminaron con los Bulls dominando el rebote por un acumulado total de +44. En las cuatro de Miami, por su parte, los Bulls solo fueron capaces de derrotar a los Heat en rebotes totales por un acumulado de +9. En las Finales del Eastern, además, Joakim Noah estaba con el tobillo dañado, Carlos Boozer tenía lesionado un dedo del pie y Omer Asik (que promedió unos fantásticos 13,4 rebotes por cada 36 minutos en temporada regular ante Miami) jugó tan solo el primer partido de la serie.

Algunos las llamarán excusas. Uno las llama razones. No importa, sean lo que sean, no se puede negar que éstas distintas dinámicas en el dominio del rebote nada tienen que ver con el hecho de que Derrick Rose no tenga a su lado a un segundo anotador potente que sepa crearse sus propios tiros.

En lo que va de temporada regular, Heat y Bulls se han enfrentado ya dos veces. En la primera Miami cogió un rebote más que Chicago, que jugaba sin Luol Deng. En la segunda, un partido ya con Deng pero sin Rose, los Bulls consiguieron atrapar 16 rebotes más que los Heat, y ganaron. Así que estamos ante una historia bastante sólida ya. Básicamente, cuando los Bulls dominan los tableros ante los Heat, ganan. Y si no lo hacen, pierden. Sí, seguro que hay otros aspectos del juego que entran en acción, pero no confundamos relatos con realidades.

Durante las dos últimas temporadas, cuando Chicago gana a su oponente en rebotes totales en un partido, su balance victorias/derrotas se sitúa en un impresionante 92-22. Los Heat, por su parte, durante el mismo periodo, están en un 30-31 cuando pierden ante sus oponentes en rebotes totales. Ambas franquicias han mejorado en el aspecto reboteador este año respecto al anterior, pero Chicago lo ha hecho con un margen incluso mayor.

Los libros de historia ya dicen que Miami Heat derrotó a Chicago Bulls en las pasadas Finales de Conferencia. Pero no incluyen que los primeros todavía no han conseguido derrotar a los segundos con el frontcourt de estos últimos intacto y sano. Los Bulls han ganado siempre a los Heat cuando así ha sido.

Los Playoffs, en sí mismos, cambian siempre algunas cosas. Pero no cambian el rebote. El objetivo para Chicago es llegar a ellos sin lesiones y con las piernas lo menos cansadas posible. Si nos dejamos guiar por la realidad, y no por relatos varios, un análisis de la misma nos apunta a indicar que Derrick Rose va a liderar a Chicago Bulls hacia el camino de sus primeras Finales de la NBA.


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