Cavs: el presente es lo que importa

Tras tan solo una semana de competición, y con los Cavaliers entonces con un balance de tres victorias y dos derrotas, Max Forstag escribió un artículo para Bleacher Report abriendo un interesante debate sobre si Cleveland debía centrarse esta temporada en ganar los máximos partidos posibles o si, por el contrario, era mejor no preocuparse por perderlos, y asegurarse así una buena elección en el Draft de 2012.

Los fans que se tomaron la molestia de votar en la encuesta que venía asociada al texto, lo tenían claro: un 71% de ellos creía que era mejor para la franquicia de Ohio priorizar una buena elección del próximo Draft, incluso a costa de tirar por la borda esta campaña.

Bien, pues estaban equivocados.

A pesar de perder ya dos veces contra los Raptors en lo poco que va de temporada, los Cavs están siendo una de las sorpresas agradables en este inicio de curso. Quizá todavía no se puede decir en voz alta porque los mass media americanos aún no se atreven a reproducirlo, pero los Cavs son, este año, un equipo competitivo.

Ese “mejor jugador de un Draft muy flojo”, léase Kyrie Irving, está superando las expectativas que sobre él se depositaron, y sus 17.7 puntos, 5.2 asistencias y 3.6 rebotes por partido, con un 48.6% de acierto en tiros de campo, están por encima, por ejemplo, de los números que Derrick Rose o John Wall tuvieron en sus temporadas de rookies.

Evidentemente, no son los Cleveland Cavaliers un equipo que aspire al anillo, pues existen demasiados agujeros negros en un roster todavía decepcionante. Las posiciones de escolta tirador y de center son allí motivos de profunda preocupación y, hasta hace nada, los Cavs parecía que tampoco tenían a ningún jugador de nivel NBA en el small forward.

Con muy ocasionales tiros de media distancia o triples desde la esquina, Anthony Parker a duras penas se gana la vida en la Liga. Daniel Gibson está teniendo algunas sobresalientes aportaciones desde el banquillo, pero se trata de un jugador que nunca ha tenido, no tiene y parece que nunca tendrá una posición definida en pista (demasiado pequeño e unidimensional para el shooting guard, demasiado incapaz de dirigir y distribuir el balón con solvencia para jugar de playmaker).

Anderson Varejao está, en lo que a números se refiere, teniendo su mejor año, pero hay poco de center en sus capacidades físicas y de movimientos y, además, mientras el resto de sus compañeros pueden tener buenas actuaciones en un número de minutos limitado, Varejao necesita estar en pista entre 30 y 35 minutos para mostrarse productivo. En Omri Casspi tenemos, por otro lado, a un jugador esencialmente perdido en ambos lados de la cancha, a pesar de las dos buenas actuaciones individuales con las que los Cavs cerraron siete partidos seguidos fuera del Quicken Loans Arena.

Tras los primeros trece partidos, sin embargo, los Cavs presentan un respetable balance de 6-7, y eso a pesar de ser el equipo de la NBA que menos partidos ha jugado en casa, donde, todo sea dicho, Cleveland suele mostrarse más sólido. Ningún equipo tiene un calendario ”cómodo” en una temporada tan comprimida como ésta, pero aunque el de los Cavaliers no ha sido hasta ahora una pesadilla, estar a estas alturas de la regular season en la séptima posición de la Conferencia Este puede considerarse todo un logro.

Algunas derrotas luchadas hasta el final en Portland, Utah o Los Angeles ante los Lakers (donde el año pasado fueron humillados), y otras impresionantes victorias en Minnesota, Phoenix o Charlotte, dibujan un esperanzador balance de 3-4 en el road trip de siete partidos a domicilio; algo sobre lo que construir un proyecto ilusionante o, al menos, una señal de fortaleza desconocida ahora hace un año.

Resulta entonces que estamos ante un equipo inicialmente sin expectativas que está jugando un baloncesto competitivo básicamente sobre los pilares que forman un rookie de 19 años en el puesto de base (Irving), un veterano power forward a veces productivo a veces desesperante (Antawn Jamison), y un luchador nato que está haciendo su carrera NBA a base de sacar lo peor de sí de cada uno de sus oponentes (Varejao).

Añadamos a la mezcla a un pointguard suplente claramente infravalorado (Ramon Sessions), un todavía desconocido pero efectivo alero reserva (Alonzo Gee) y una “versión 2.0” de Ben Wallace (Tristan Thompson), y obtendremos un conjunto que, hasta el momento, está probando que todos los expertos (e inclusive muchos fans de Ohio) estaban, de inicio, equivocados.

¿Sería genial poder añadir vía Draft algún otro joven valor en una posición necesitada? Por supuesto. Pero, ¿hay algo mejor que poder ver baloncesto competitivo desde ya? Bueno, eso es por lo que los abonados pagan, ¿no?

Avanzan los analistas que el Draft de 2012 será profundo, pero la situación salarial de los Cavaliers permite poder incorporar a uno o hasta dos agentes libres de impacto este mismo invierno.

Con el 3-4 de balance con el que Cleveland ha saldado el road trip más largo de su temporada, el primero de los dos grandes test que los Cavs tienen en esta regular season ha sido saldado positivamente. Ahora empieza el segundo, con 16 partidos ante rivales del más alto empaque en el próximo mes. De ser capaces de ganar los de Byron Scott siete de esos encuentros, no habrá motivos para no pensar que los Cavs pueden, esta temporada, acabar sacando la cabeza en la última posición que da acceso a Playoffs. Y eso no sería otra cosa que un éxito rotundo.


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