Los Lakers se sacuden la crisis con un gran partido colectivo

Si la clasificación del año pasado y los resultados del presente puede combinarse como referencia, los Lakers están más o menos donde lo dejaron el pasado mes de abril. Tras caer ante tres equipos de playoffs, el equipo de Luke Walton se sacudió la mala racha con una inapelable victoria en Phoenix por 113-131.

El peor equipo de la pasada campaña, que además perdió a Devin Booker por lesión en el tercer cuarto, fue un juguete ante el gran trabajo colectivo de los Lakers, donde hasta siete jugadores alcanzaron los 12 puntos, y donde destacó especialmente un Lance Stephenson al que solo le faltaron más minutos de juego para el triple-doble.

Dominio desde el salto inicial

En lo que fue un buen presagio para los angelinos, solo cinco segundos necesitaron los Lakers para anotar su primera canasta: un alley-oop de Lonzo Ball a JaVale McGee inmediatamente después del primer salto entre dos. Lo que vino después no le fue mucho mejor a Phoenix.

Más allá del talento de Devin Booker y la contundencia de Deandre Ayton, los Suns presentaron una alarmante falta de opciones. Veteranos de alto coste como Ryan Anderson o Trevor Ariza no marcaron diferencias, y la floja defensa de los hombres del técnico serbio Igor Kokoskov fue un alivio para los Lakers tras sus derrotas recientes.

Aún en construcción y con las bajas forzadas de Rajon Rondo y Brandon Ingram por suspensión, los de Luke Walton jugaron a placer. En los tres primeros cuartos, con el partido más o menos vivo, los Lakers repartieron 26 asistencias por solo 2 pérdidas (acabarían con 8 tras los minutos basura). La distribución de balón, uno de los puntos fuertes de la plantilla, brilló por fin en todo su esplendor.

Dos viejos enemigos brillando juntos

LeBron James no decepcionó en ese aspecto, con 19 puntos y 10 asistencias sin perder ningún balón en sus 28 minutos sobre el parqué del Talking Stick Resort Arena de Phoenix. Todavía empeñado en involucrar a sus compañeros en el juego en lugar de tomar el control absoluto, encontró muy buenas ayudas a su alrededor.

El mejor fue Lance Stephenson, quien dio un paso más a su espléndido estado de forma desde que llegó a los Lakers. Aprendiendo a brillar por primera vez fuera de Indiana, el escolta reconvertido a base reserva se destapó con 23 puntos, incluyendo un 10/14 en tiros de campo, 8 rebotes y 8 asistencias en solo 25 minutos en cancha.

De la mano de ambos llegaron los mejores minutos de los Lakers en esta temporada, particularmente en un segundo cuarto espectacular donde romperían el partido con un parcial de 44-24. Los Suns nunca encontraron respuesta, si bien el dominio de Deandre Ayton en la pintura fue de nuevo prometedor. El número 1 del último draft terminó con 22 puntos (11/14 en tiros de campo), 11 rebotes y 3 tapones. Incluso con ciertas lagunas defensivas heredadas de sus años formativos, su potencial de estrella es evidente.

Susto para Booker

Para la otra estrella de los Suns, la noche fue agridulce. Devin Booker volvió a dar destellos de anotador de élite, terminando con 23 puntos, 7 rebotes y 7 asistencias, pero tuvo que abandonar antes de tiempo el duelo por una distensión de isquiotibiales en su pierna izquierda. Otro contratiempo para un jugador que ya se perdió la pretemporada tras operarse en septiembre de su mano derecha.

Sin más recursos serios en su contra, los Lakers se regalaron su primer partido plácido. Fue también una buena noche para jóvenes como el cada vez más confiado Lonzo Ball (12 puntos, 7 rebotes, 6 asistencias) y para un Josh Hart que celebró con 15 puntos su primera titularidad de la temporada, a costa de Kentavious Caldwell-Pope. O hasta para un JaVale McGee que, aparte de un abundante festín de mates y tapones (4 en total), dejaba un menos habitual triple para terminar con 20 puntos.

Suns y Lakers se quedan ahora con un balance de 1-3, solo por detrás de los decepcionantes Thunder. Y mientras Phoenix contiene la respiración por la lesión de Devin Booker, los angelinos regresan a casa con otra prueba de fuego inmediata este mismo jueves: los invictos Nuggets de Nikola Jokic. Una victoria apartaría el fantasma de la crisis, mientras que una derrota mantendría las mismas dudas de un proyecto que todavía no ha estado a la altura de los grandes del Oeste.


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